14 de diciembre de 2014

La otra cara de la moneda


Hace tiempo, tras discutir de política con un viejo compañero del colegio, acabó diciéndome algo así como que "estudiando una carrera, tú tienes más formación que yo". Esta persona, de la cual prefiero conservar su anonimato, retomó sus estudios tras un tiempo. A ésto, yo le respondí que "pues para tener mejor formación, tus argumentos y tu forma de debatir son muy buenas".

Recordando ésto, me hizo querer compartir con vosotros una idea o un pensamiento al respecto y es que, no por tener más estudios, por estudiar en más universidades o tener acceso a más conocimiento, te hace superior intelectualmente a otra persona que, por contra, no tenga esa oportunidad. Recuerdo una frase de Ernesto "El Ché" Guevara que dice así: "un pueblo ignorante es un pueblo fácil de engañar". La recuerdo porque es lo que parece querer hacer actualmente el partido del gobierno desde su Ministerio: más pan y circo. Personas como esta de la que os he hablado no pasa por el aro y hace inútil ésta estrategia, pues prevalece su sentido crítico antes que la moto que Joselito Wert nos quiera vender.


Llegados a éste punto, me viene a la mente reflexionar sobre un tipo de personas. Estando en un país que supera los 6 millones de parados, hay quien dice que somos la generación más preparada, que tenemos sobrecualificación. Pero, ¿y la otra cara de la moneda?

Sí, existe. No por envidiar a esas personas que tienen trabajo, al contrario, les felicito y expreso mi deseo de unirme a ellos. Pero por desgracia, existe parte de ese colectivo que, por el contrario, pese a haber engrosado el currículum (o no) con nombres de prestigiosos centros de estudios o de aparentar gozar de ingentes conocimientos, no son personas aptas para el puesto que desempeñan.

Por poner ejemplos, aquella persona que trabaja de cara al público y cuyo carácter es frío y seco, a lo que parece pagar su frustración con el cliente sin darle las respuestas que éste venía a buscar. O esas personas a quienes les encargan un puesto que se rige con principios de legalidad cuando resulta ser alguien que se aprovecha de las normas a su conveniencia.

Sí, ese tipo de personas que ocupan un puesto sin aptitud para el mismo mientras tú, lector o lectora, estás sin trabajo. De no ser así, me alegro mucho por tí. Como dije antes, no es envidia, sino una crítica hacia aquel colectivo que menos crítica recibe. Casi siempre, quien se lleva este tipo de críticas son los funcionarios cuando hay de todo un poco en la función pública, pero esa es otra historia.

También he escuchado que, la mayor fuente de riqueza de un pueblo reside en sus trabajadores, en la materia prima humana... De ahí esta reflexión acerca de quien conserva su trabajo sin trabajar como realmente se exige. Obviamente, las condiciones laborales a escena serán otras, pero creo que viene bien darle una vuelta de tuerca a algo en lo que no solemos caer.

Como siempre, espero sus respuestas, de forma crítica y con el debido respeto. Espero, por tanto, sus impresiones y correcciones si he errado en algo. Cualquier duda, sugerencia u opinión es bienvenida.

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