30 de abril de 2019

La llave de la gobernabilidad está en Cataluña


La jornada electoral del pasado domingo 28 de abril se ha saldado con un claro vencedor: Tezanos. El presidente del CIS hizo un diagnóstico muy acertado del panorama político que desfilará por el Congreso de los Diputados durante la próxima legislatura, a saber: una holgada victoria del PSOE, un declive histórico en el PP, bajada considerable de Unidas Podemos, subida de Ciudadanos y la irrupción de Vox en la cámara baja, aunque con menos escaños de los que se esperaban.

Así pues, los 123 diputados cosechados por Pedro Sánchez lo sitúan como el principal candidato para formar gobierno. Un hipotético pacto con su socio preferente, Pablo Iglesias con el apoyo de Esquerra Republicana sumaría mayoría absoluta. Aunque también se vislumbra otra opción, tampoco descabellada: pactar con Ciudadanos —pese al cordón sanitario del candidato socialista y de Albert Rivera en la campaña electoral—. Dicho acuerdo los dejaría con una cómoda mayoría de 180 escaños, una velocidad de crucero muy cómoda para navegar por una legislatura.

La patata caliente de la gobernabilidad está en la unidad de España, tema estrella durante las últimas semanas, con tesis doctorales y libros con la rojigualda de por medio. En este sentido, cuando Ciudadanos refundó su identidad política y dio el paso desde el parlamentarismo catalán hacia el asalto nacional, viró desde la socialdemocracia hacia el liberalismo, pero su idea sobre la indisoluble división de España permaneció intacta. Y ahí puede chocar con el PSOE.

La salida que se proyecte sobre el tema catalán decidirá los futuros pactos. El fallo sobre el Procés, que presumiblemente tendrá lugar por el mes de junio, pondrá las cartas sobre la mesa y la condena para los procesados, se antoja como la opción más probable. El caballo de Troya en la negociación girará en torno a la apelación por el indulto y el Gobierno está facultado para ello. Es probable que el PSC, mucho más complaciente con el nacionalismo, aunque no independentista, se muestre favorable a dicho indulto. Ese roce entre soberanistas y constitucionalistas podría bloquear la formación de un gobierno y abocarnos a nuevas elecciones.

Desde el punto de vista político, lo más cómodo para Pedro Sánchez es un gobierno de coalición con Ciudadanos. Una opción moderada de centro-izquierda entre dos partidos con un programa social muy similar que permita sacar adelante los presupuestos generales en Bruselas, ajustar las partidas de gasto de las presiones y llevar a cabo un gasto público de la forma más sostenible posible.