tag:blogger.com,1999:blog-7478377945752771402024-03-13T12:26:25.119+01:00La poca razónUnknownnoreply@blogger.comBlogger80125tag:blogger.com,1999:blog-747837794575277140.post-82519610121047588302022-03-25T14:39:00.006+01:002022-03-31T01:14:15.772+02:00¡Nos mudamos a www.joseangelrios.com!<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEioWlsvcnwCCm5YBevxWHivnNr3xHQT9DTdowOwHkDNoGI5r6TYlrPjIY2da-L03IRzUKlBGN2rQqU1-3cudTZkiQ1yA3m1hwZPHuW7qQnL6K9FAvN700J_pHQcuynahuzzhqvLLyYXfSIC02dIzTlurz-FP1pAPnWhiw1DYj81plLHKp6eBbpFS49J/s1600/FONDO%20SEVILLA%20ESTA.jpeg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="518" data-original-width="1600" height="136" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEioWlsvcnwCCm5YBevxWHivnNr3xHQT9DTdowOwHkDNoGI5r6TYlrPjIY2da-L03IRzUKlBGN2rQqU1-3cudTZkiQ1yA3m1hwZPHuW7qQnL6K9FAvN700J_pHQcuynahuzzhqvLLyYXfSIC02dIzTlurz-FP1pAPnWhiw1DYj81plLHKp6eBbpFS49J/w418-h136/FONDO%20SEVILLA%20ESTA.jpeg" width="418" /></a></div><p><span style="text-align: justify;">A partir de ahora, el contenido al que os tenía acostumbrado tanto en <i>La poca razón</i> como en <i>Mis peloteros favoritos,</i> se traslada a mi nueva página web: <a href="http://www.joseangelrios.com"><b>www.joseangelrios.com</b></a> </span><span style="text-align: justify;">(en la sección Blog)</span><span style="text-align: justify;">, con el fin de centralizar y darle un toque más profesional a mi trabajo.</span></p><p style="text-align: justify;">Allí también podréis comprar mis libros publicados, seguir mi actividad en medios de comunicación, podcasts, eventos a los que asistiré, conocer mis nuevos proyectos literarios y muchas sorpresas que irán viniendo próximamente.</p><p style="text-align: justify;">Muchas gracias por todo. Nos seguimos leyendo.</p>Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-747837794575277140.post-65796994352767169062022-02-26T16:14:00.000+01:002022-02-26T16:14:01.788+01:00Europa en jaque<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/a/AVvXsEjuBpfGpq5Ko0ENR54NBf904gXBU1fkAbZiiVS2DR_aAjZLeAjBJ4E0Tc-ncQGk2EQcrojPMsVxEu4hGsCokEn3whvrvXxJtArihJap10R4aJ342ZlmFHRWlivUlVz1A0TnQD-L07UEiddDQvyZU4nJjjOcb9aqV0VB_bayNs2Jtk5X3y9_MOVKmpsG=s878" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="492" data-original-width="878" height="224" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/a/AVvXsEjuBpfGpq5Ko0ENR54NBf904gXBU1fkAbZiiVS2DR_aAjZLeAjBJ4E0Tc-ncQGk2EQcrojPMsVxEu4hGsCokEn3whvrvXxJtArihJap10R4aJ342ZlmFHRWlivUlVz1A0TnQD-L07UEiddDQvyZU4nJjjOcb9aqV0VB_bayNs2Jtk5X3y9_MOVKmpsG=w400-h224" width="400" /></a></div><div style="text-align: center;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Europa atraviesa la situación militar más delicada desde la Segunda Guerra Mundial. Las siete décadas de paz vividas tras la derrota de la Alemania Nazi, abrieron las puertas de una paz inédita. Que los europeos estuvieran tanto tiempo sin matarse entre ellos era, simplemente, una anomalía histórica.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Con el III Reich acabó también el fantasma que había imperado en Europa durante el siglo XX: el imperialismo. La idea de invadir otros pueblos para "salvarlos", liberarlos o anexionárselos en nombre de excusas pseudohistóricas, quedó sepultada tras la claudicación de las Potencias del Eje.</div><div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Fueron los felices años de la socialdemocracia, de la consolidación de la clase media y los pequeños propietarios, al menos en Occidente. Tras el colapso de la URSS en 1991, la hegemonía de Estados Unidos pasó al estatus de indiscutible y abrió las puertas de un mundo monopolar que dio muestras de tambalearse tras el 11-S. Nunca un Estado se había quedado con los galones de amo y señor del mundo: Grecia tuvo a Esparta, Roma a los Visigodos y el Imperio Español al Británico. Pero eran otros tiempos: a la Rusia de Yeltsin no le había ido tan bien la transición del comunismo al capitalismo como a sus vecinos bálticos y China aún era el cachorro de un león.</div></div><div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">El nacionalismo conservador del Kremlin, profundamente historicista, concibe a Ucrania como un estado artificial, la génesis de la Madre Rusia heredada de la Rus de Kiev —una federación de caudillos eslavos luego conquistada por el Imperio Mongol—. La idiosincrasia rusa se basa en reafirmar los viejos mitos imperiales, que sentaron las bases del Imperio de los Zares y, posteriormente, de la Unión Soviética. Una visión anacrónica de las relaciones internacionales que han terminado por dividir a Ucrania en dos: por un lado, un país seducido por las democracias liberales de Occidente que tanto progreso y libertad han llevado a antiguos países del Pacto de Varsovia como Rumanía y Polonia, y otro más al estilo de Bielorrusia, proclive a ocupar una posición subalterna en un imperio decadente cuya economía hace aguas.</div></div><div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Los tambores de guerra han dado lugar a los ecos de la metralla. Con Kiev sitiada por las tropas rusas, Occidente da muestras de debilidad. Los anuncios de las sanciones a Rusia, como la salida del Swift, grabar las finanzas y ejecutar trabas internacionales para estrangular la economía rusa, se han quedado en una declaración de intenciones y no tanto en medidas efectivas. Joe Biden y los líderes europeos demuestran lo muy volcados hacia ellos mismos que estaban, más pendientes de los problemas eco-friendly, inclusivos e igualitarios que de los problemas auténticos.</div></div><div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">El ejército ucraniano permanece enrocado en los principales focos de resistencia y las principales unidades militares no dan muestras de firmar un alto el fuego. El escenario dibujado por las tropas rusas parece decidido a tomar la capital y formar un gobierno títere. Mientras, Kiev se desangra entre cascotes y bombardeos; si se forman guerrillas y milicias urbanas, el número de muertos aumentaría de forma exponencial y la guerra podría enquistarse.</div></div><div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Fuera de Ucrania, Rusia amenaza a Suecia y Finlandia si osan sumarse a la OTAN en la enésima bravuconada del Gobierno de Putin. Cualquier agresión a un estado miembro de la Alianza Atlántica activaría de inmediato en artículo 5 y estaríamos a las puertas de una guerra europea de tintes bastantes desconcertantes y con la amenaza nuclear latente. Los últimos setenta años de paz habrían sido sólo un paréntesis en la Historia.</div></div>Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-747837794575277140.post-16375911493144922802021-01-29T15:36:00.001+01:002021-01-29T15:36:48.661+01:00El arte de la victimización en Tinder<div style="text-align: center;"><a href="https://1.bp.blogspot.com/-UMgDei9Bstk/YBQZV6UkdaI/AAAAAAAAFdw/mdzpoLx7N3sW5Ze3ubPFyY5Ow4MWU_MIACLcBGAsYHQ/s1600/dims-26.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1067" data-original-width="1600" height="266" src="https://1.bp.blogspot.com/-UMgDei9Bstk/YBQZV6UkdaI/AAAAAAAAFdw/mdzpoLx7N3sW5Ze3ubPFyY5Ow4MWU_MIACLcBGAsYHQ/w400-h266/dims-26.jpg" width="400" /></a></div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">En <a href="https://twitter.com/paragonperez/status/1353313437540110338?s=20">este hilo</a> tan ilustrativo, la tuitera <a href="https://twitter.com/paragonperez">Paola Aragón Pérez</a> explica su calvario personal. Debe ser horrible que, mientras estás tomando un cóctel de bayas polinesias en una terraza <i>chill out</i>, un desgraciado te inicie conversación por Tinder. Y lo entiendo, que te vibre tu iPhone 12 y no sea para avisarte de que el último capítulo de <i>Los Bridgerton</i> ya está disponible en Netflix, debe ser decepcionante. El patriarcado, como siempre, causando estragos.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;"><b>En Tinder se escenifica la descompensación en el mercado sexual</b>. A las mujeres les hacen más <i>matches </i>que a los hombres y me parece normal que sean más selectivas a la hora de escoger un candidato. Y no pasa nada. Nadie se queja. Pero de ahí a que sea un problema, hay un trecho.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">En todo caso, <b>lo lógico sería que fueran los hombres quienes protestaran, dado que les cuesta mucho más conseguir un <i>match</i>. No alguien que tiene tantas opciones como tú</b>. Sería como si alguien se quejara por comer caviar iraní, frente a una persona que no llega ni a final de mes. <i>Jo tía, es que tengo que comer langosta termidor todos los viernes y ya me cansa, no como tú que comes kebabs, </i>puedo imaginarme.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">En Tinder hay muchos más hombres que mujeres, porque a una mujer atractiva no le hace falta Tinder para ligar. Por tanto, la mayoría de ellas son quienes escogen y, como hay tantos, sólo eligen a una minoría de hombres que acaparan todos los <i>matches</i>.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Esto significa, en la práctica, que la mayoría de tíos no pueden elegir a las mujeres. Vamos, que tienen que pasar las de Caín para que les hagan <i>match</i>. <b>Otro dato: en la primera hora, una mujer genera 200 <i>matches</i>; y un hombre, sólo uno</b>.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">En este caso, Paola diría que todo ello es culpa de un patriarcado malvado que odia a las mujeres. ¿Contar con más opciones de tener sexo es un problema? ¿Entonces qué será no tenerlas? Un discurso vacío y victimista, sin argumentos y con un ego tan desmesurado como irritante.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">O dicho de otro modo, <b>el problema de no tener problemas</b>. Cuando perteneces a una clase social media-alta, has ido a la Universidad y tienes más recursos de los que jamás tendrás tiempo a disfrutar, toca hacer gala de tu infinita superioridad moral. Stop endiosamiento, please.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Si Tinder es el paradigma del patriarcado, ¿qué haces tú en él, colaborando con el enemigo? ¿No deberías salir de una plataforma superficial donde sólo se valora el físico? Déjame adivinar. <b>En el fondo te gusta que los hombres te hagan <i>match </i>y te den like a tus fotos</b>, sientes el gusanillo de la adrenalina recorriéndote las venas. Como a todo el mundo, dicho sea de paso. Pero claro, decirlo públicamente no te hace quedar muy empoderada. En fin, la hipotermia.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Me gustaría saber, Paola, qué pasaría si no tuvieras tanto éxito en Tinder como se ve que tienes. No me lo digas, puedo imaginármelo: <i>Malditos hombres cosificadores, sólo buscan el atractivo físico heteronormativo, la belleza es un dispositivo capitalista de género...</i></div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Las cosas son mucho más simples, Paola. Si aquel chico que te habló no te interesaba, ¿para qué le diste match? Y si pese a tu desinterés, él seguía siendo pesado, ¿por qué no deshiciste el <i>like </i>y fin del problema? Tonterías. Victimizarse vende más. ¿A que sí?</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">En tu hilo se destila un tufo maniqueo de 'mujeres buenas y hombres malos', muy sectario. ¿No es eso un estereotipo de género? <b>Probablemente no lo sepas, pero estos discursos rancios e identitarios son el principal generador de machismo y resentimiento entre los hombres</b>.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Por último, y perdón de antemano por el <i>mansplaining</i>, te diré: <b>ser atractivo/a y despertar interés sexual, no es un problema. Al revés. Y me parece flipante tener que aclarar esto</b>. También puedes atraer a gente negativa, claro, pero nunca será tan malo como no gustarle a nadie.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://1.bp.blogspot.com/-M07LvmT_eME/YBQcG58aVoI/AAAAAAAAFd8/PbXBjKCeI784f-4TxdgoHbdNBaj2Y3uPgCLcBGAsYHQ/s759/Es1d7GiXUAE2zwo.png" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="492" data-original-width="759" src="https://1.bp.blogspot.com/-M07LvmT_eME/YBQcG58aVoI/AAAAAAAAFd8/PbXBjKCeI784f-4TxdgoHbdNBaj2Y3uPgCLcBGAsYHQ/s320/Es1d7GiXUAE2zwo.png" width="320" /></a></div><br /><div style="text-align: center;"><br /></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><br /></div><a href="https://twitter.com/joseangelrios92">@joseangelrios92</a>Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-747837794575277140.post-64600146152140983212021-01-01T22:29:00.005+01:002021-01-01T23:17:10.813+01:00La absurda polémica por la bandera de España<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://1.bp.blogspot.com/-gmyXk66mN_0/X--VKFT6ODI/AAAAAAAAFdA/1m8qRSyEgDombJeEgWtQASMkr053sZWQACLcBGAsYHQ/s960/58.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="567" data-original-width="960" height="236" src="https://1.bp.blogspot.com/-gmyXk66mN_0/X--VKFT6ODI/AAAAAAAAFdA/1m8qRSyEgDombJeEgWtQASMkr053sZWQACLcBGAsYHQ/w400-h236/58.jpg" width="400" /></a></div><br /><div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;">La resaca de Nochevieja no se ha hecho esperar. Y como era previsible, ha venido por el flanco habitual. Ignacio Escolar se hacía eco en su cuenta de Twitter de una ignominiosa noticia que nos atería las posaderas y castañeteaba los premolares: <i>Atención a esto -> Ayuso ordena proyectar la bandera de España en la Puerta del Sol durante de la retransmisión de las campanadas. </i>Comentaba ufano el juntaletras, con la ecuanimidad que lo caracteriza, a sabiendas de los ríos de tinta vertidos tras sus declaraciones. </div><p style="text-align: justify;">Antes de comenzar, una aclaración. No me identifico con un colectivismo de izquierdas o derechas. <b>En la actualidad, estas etiquetas no se corresponden con una clasificación de posiciones políticas, sino más bien un epíteto para desprestigiar al adversario. Y eso es algo observable en los partidos progresistas y conservadores</b>. Me repulsan los dogmatismos ideológicos y la insensatez. Todos se han embarcado en la travesía de emplear la emoción y los sentimientos, dejando en la estocada la lógica, la razón y el sentido común. Y ni que decir tiene que esas posturas irracionales me repugnan desde cualquier rincón de nuestro espectro político.</p><p style="text-align: justify;">Aclarado esto, <b>la bandera es el símbolo del Estado y no de la Nación, aunque el Estado se sustenta sobre una nación existente y toma elementos de ella</b>. De hecho, todas las banderas tienen unas dimensiones exactas reguladas por Ley, disposición de las franjas, símbolos, blasones y código alfanumérico Pantone de sus colores. Por ello, tiene sentido que, cuando se cambia de régimen, la bandera también lo haga.</p><p style="text-align: justify;">Esto ha ocurrido en España en los numerosos regímenes que ha habido durante los últimos dos siglos. Al proclamarse la Primera República en 1873 se cambió de bandera, al igual que con la restauración de la Monarquía Borbónica, con la Segunda República, la Dictadura de Franco y la Monarquía Constitucional actual. <b>En todos estos cambios de cromos políticos, la bandera de España ha sufrido más o menos transformaciones</b>.</p><p style="text-align: center;"><b><span style="font-size: large;">¿De dónde proviene la bandera de España? </span></b></p><p style="text-align: center;"></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://1.bp.blogspot.com/-Hgq9RWC-kGA/X--TLbBCtaI/AAAAAAAAFcs/TLylgSAr_1o5RsJR4gTZUqhOmI6CFQquQCLcBGAsYHQ/s730/Banderas-concurso-1785.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="507" data-original-width="730" height="278" src="https://1.bp.blogspot.com/-Hgq9RWC-kGA/X--TLbBCtaI/AAAAAAAAFcs/TLylgSAr_1o5RsJR4gTZUqhOmI6CFQquQCLcBGAsYHQ/w400-h278/Banderas-concurso-1785.jpg" width="400" /></a></div><br /><div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;">Hay que remontarse al reinado de Carlos III en 1785. En tiempos de Felipe V, se había dejado atrás la Cruz de Borgoña de los Tercios de Flandes y la enseña consistía en un escudo de armas sobre fondo blanco. <b>Al no existir aún la noción de Estado moderno liberal, la bandera era símbolo del pabellón naval de los barcos. Y como la mayoría de buques tenían también banderas blancas, eran susceptibles de confusión</b>. Por ello, el Ministro de Marina de Carlos III, Antonio Valdés y Fernández Bazán, organizó un concurso del que salieron doce bocetos. Fue el propio monarca quien escogió dos: la rojigualda, en forma de bandera y gallardete para la Marina de Guerra; y otro para la Mercante, inspirada en las banderas del Levante. </div><p style="text-align: justify;">Fue por Real Decreto de 28 de mayo de 1785 cuando el cambio de bandera se hizo oficial y se izaron en los buques de la Armada, con el fin de identificar a los barcos españoles que navegaban en alta mar. <b>La rojigualda, tal y como la conocemos, se haría popular en la Guerra de Independencia contra Francia, siendo la bandera de las Cortes de Cádiz y la Primera República</b>. Sería a partir de 1908 cuando el gobierno de Antonio Maura decretaría la obligatoriedad de la bandera de España ondeando en los edificios oficiales.</p><p style="text-align: center;"><b><span style="font-size: large;">¿Tiene sentido, entonces, decir que la bandera de España es franquista? </span></b></p><p style="text-align: center;"><b></b></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://1.bp.blogspot.com/-atHmBDM3Te8/X-96p8dcikI/AAAAAAAAFb0/ORjxJqbVSucFFxX7xrN9tuKgAcGYZbVqQCLcBGAsYHQ/s480/Banderas_elegidas_por_Carlos_III.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="327" data-original-width="480" height="272" src="https://1.bp.blogspot.com/-atHmBDM3Te8/X-96p8dcikI/AAAAAAAAFb0/ORjxJqbVSucFFxX7xrN9tuKgAcGYZbVqQCLcBGAsYHQ/w400-h272/Banderas_elegidas_por_Carlos_III.jpg" width="400" /></a></div><br /><div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;">En absoluto. Su origen se remonta a más de cien años antes de que Francisco Franco naciera y mucho más que su régimen alumbrara. Tras el final de la Guerra Civil en 1939, <b>el dictador reinstauró la bandera que, con sucesivas transformaciones, había sido la nacional de 1785 a 1931 y a ella se le añadieron elementos de la heráldica española</b> como el Águila de San Juan o el yugo y las flechas de los Reyes Católicos. A diferencia de Hitler y Stalin, que colocaron la bandera del Partido Nazi y Comunista, respectivamente como emblema de sus países, Franco no haría lo mismo con la bandera de España y no la reemplazó, por ejemplo, por la de Falange o el Movimiento Nacional.</div><div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;"><p>Tras la muerte de Franco, la Constitución Española en 1978 establece en el artículo 4.1: <i>La bandera de España está formada por tres franjas horizontales, roja, amarilla y roja, siendo la amarilla de doble anchura que cada una de las rojas.</i> Pese a ello, no se hace referencia al escudo, el cual se rige por la Ley 33/1981, de 5 de octubre, y en el Real Decreto 2964/1981, de 18 de diciembre. <b>En dichos reglamentos, establece la posición del escudo y lo blasona tal y como lo conocemos en la actualidad, cuartelado y entado en la punta y escusón al centro</b>. De hecho, en los primeros ejemplares de la Carta Magna, se puede apreciar el Águila de San Juan presidiendo la portada.</p></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><b><span style="font-size: large;">¿Entonces la República es de izquierdas y la Monarquía de derechas?</span></b></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><b><span style="font-size: medium;"><u><br /></u></span></b></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><div class="separator" style="clear: both; font-size: large; font-weight: bold; text-align: center;"><a href="https://1.bp.blogspot.com/-chUxv4urOUc/X--Sq4LNKII/AAAAAAAAFck/3mghlJvpiPw6ah7swAZ5pt-6L7KOKB5MgCLcBGAsYHQ/s1200/110576915723_0.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="690" data-original-width="1200" height="230" src="https://1.bp.blogspot.com/-chUxv4urOUc/X--Sq4LNKII/AAAAAAAAFck/3mghlJvpiPw6ah7swAZ5pt-6L7KOKB5MgCLcBGAsYHQ/w400-h230/110576915723_0.jpg" width="400" /></a></div><br /><div style="text-align: justify;">No necesariamente. En general, la forma de Estado <span style="text-align: left;">—</span>Monarquía o República<span style="text-align: left;">—</span> no guarda relación alguna con posiciones políticas de izquierdas o derechas. A lo largo y ancho del planeta, encontramos repúblicas muy diferentes entre sí <span style="text-align: left;">—por ejemplo, </span>Irán y Estados Unidos<span style="text-align: left;">—</span>, monarquías y repúblicas parecidas <span style="text-align: left;">—</span>España y Portugal, sin ir más lejos<span style="text-align: left;">—</span> y monarquías diametralmente opuestas <span style="text-align: left;">—</span>Arabia Saudí y Reino Unido<span style="text-align: left;">—</span>.</div><div style="text-align: justify;"><p>Cuando el Frente Popular se adueñó de la República <span style="text-align: left;">—</span>no sólo ya entendida como la forma de Estado, sino también de su concepción espiritual, pues también hubo republicanos de derechas como la CEDA y el Partido Radical<span style="text-align: left;">—</span>, el bando nacional haría lo propio con la bandera rojigualda. Franco la usó para atraer a los monárquicos a su causa <span style="text-align: left;">—</span>el golpe de Estado de 1936 se había hecho en nombre de la bandera tricolor<span style="text-align: left;">—</span>. De hecho, dentro de la cúpula sublevada había generales republicanos como Queipo de Llano y Cabanellas, este último jefe de la Junta de Defensa de Burgos y superior del propio Franco.</p><p>Dado que la Guerra Civil fue de carácter ideológico, <b>la izquierda actual, que se erige como heredera de la que combatió en la contienda, se define como republicana; mientras que la derecha, por oposición, abraza la Monarquía</b>. Ahí reside el odio bizantino de la izquierda hacia la bandera de España y los símbolos nacionales, al igual que la derecha se opondría a la tricolor. Es, pues, absurdo asociar la rojigualda a una dictadura de derechas, al igual que en Polonia nadie relaciona su enseña nacional con la dictadura comunista que la exprimió durante décadas.</p></div></div><p style="text-align: justify;">España cuenta con una gran tradición monárquica. El nuestro es un país viejo, como cualquier otro europeo y de la fachada atlántica. Acumulamos siglos de monarquías y sólo dos repúblicas que, ni entre ambas, suman diez años de duración. Y un detalle no menos importante: ambas repúblicas han terminado en guerras civiles. <b>De ahí que las frustradas experiencias republicanas unido a las rencillas heredadas de la Guerra Civil polarizaron las posiciones: la izquierda se haría republicana y la derecha, monárquica</b>. ¿No deberíamos evolucionar y asumir que las posiciones ideológicas no son blancos y negros, sino más bien una paleta de grises?</p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://1.bp.blogspot.com/-eQlKTCZ7XRU/X--E2LXtGAI/AAAAAAAAFcM/L0ymzZXG-rAB_MZD9by1O1lxgdl2BkmWwCLcBGAsYHQ/s1200/evoluci%25C3%25B3n2.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em; text-align: center;"><img border="0" data-original-height="498" data-original-width="1200" height="200" src="https://1.bp.blogspot.com/-eQlKTCZ7XRU/X--E2LXtGAI/AAAAAAAAFcM/L0ymzZXG-rAB_MZD9by1O1lxgdl2BkmWwCLcBGAsYHQ/w483-h200/evoluci%25C3%25B3n2.jpg" title="Evolución de la bandera de España. El escudo actual no entró en vigor hasta 1981." width="483" /></a></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><br /></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">Evolución de la bandera de España. El escudo actual no entró en vigor hasta 1981.</div><p style="text-align: justify;"></p><p><a href="https://twitter.com/joseangelrios92">@joseangelrios92</a></p>Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-747837794575277140.post-14979024965674292962020-06-14T15:43:00.001+02:002020-06-14T15:43:51.612+02:00La osadía de la ignorancia<div style="text-align: center;">
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://1.bp.blogspot.com/-_hLseRmXUoE/XuYo8rSKZXI/AAAAAAAAFW0/d9evzg9skqcbee4EQnEkQ7z3v6R0EU8fgCLcBGAsYHQ/s1600/irene-montero-congreso-kHWE--1200x630%2540abc.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="629" data-original-width="948" height="265" src="https://1.bp.blogspot.com/-_hLseRmXUoE/XuYo8rSKZXI/AAAAAAAAFW0/d9evzg9skqcbee4EQnEkQ7z3v6R0EU8fgCLcBGAsYHQ/s400/irene-montero-congreso-kHWE--1200x630%2540abc.jpg" width="400" /></a></div>
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¿Nadie nos advierte de lo indigestas que resultan estas peroratas? Es más, ¿Irene Montero aún conserva algún ápice de dignidad? Lo de reconocer públicamente habernos engañado a todos, debe de ser <i>peccata minuta</i>. Y pese a todo, tiene los santos ovarios de ir dando lecciones de moralidad. Una ministra que permitió las manifestaciones del 8 de marzo a sabiendas del riesgo que ello conllevaba, no está legitimada para ser la portavoz —o portavoza— de la justicia social. Ni de nada.</div>
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Esta revolucionaria de chalé y servicio, que hace de su muro de Instagram su particular Komintern, es un insulto a la igualdad. <b>Su discurso es tan pueril y vacío de contenido que encona los vellos de aquellos que aún disponemos de ese arma tan subversiva llamada sentido común</b>. Porque su activismo de postureo y <i>tablet </i>sólo revela lo que es: una inepta que hace de la demagogia su negocio político, sin el menor fundamento ni la más mínima muestra de vergüenza.</div>
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Y ahí la tenemos en la tribuna, con sus poses fingidas de intelectual de mercadillo, creyéndose la mismísima Clara Campoamor. Mujer a la que, ni por clase política, convicción ni cultura, llegará a la suela del zapato.</div>
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<b>Esta profesional de la mentira satisface diariamente con grandes dosis de regocijo los oídos agradecidos</b> <b>de los inocentes que creen sus embustes</b>. No me cabe duda de que en sus votantes hay personas de buena fe. Gente justa y progresista que emitió su voto con la esperanza de tener un país mejor y sólo han encontrado a los mismos perros que han cambiado el collar celeste por el rojo y el morado. Politicuchos de tres al cuarto que prometían el oro y el moro —aunque este último vocablo pueda resultar ofensivo— en búsqueda del tan ansiado cambio. Un cambio que sí se ha producido, al menos para ellos. Han pasado de ir en metro a hacerlo en coche oficial. <b>Para ser un buen podemita hay que ir en coche oficial</b>.</div>
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Han sido meses muy duros y todo se lo debemos a los profesionales que han puesto su vida en peligro para salvar las nuestras. Cajeros, médicos, policías y enfermeros.<b> Hombres y mujeres que estamos hartos de que nos dividan y enfrenten</b>, haciendo gala del maniqueísmo más nocivo y enarbolando esos manifiestos sexistas a los que estamos ya tan acostumbrados. Pero no a ellos. Los políticos sólo son una casta a rebosar de privilegios, que ni tienen problemas, ni les interesan los nuestros.<br />
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<a href="https://twitter.com/joseangelrios92" target="_blank"><span style="color: #3d85c6;">@joseangelrios92</span></a></div>
Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-747837794575277140.post-40466375895166713862020-05-09T14:48:00.003+02:002020-05-10T00:39:15.383+02:00Chicote va a Los Pollos Hermanos: "Está delicioso, me pregunto qué le echarán"<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<img border="0" data-original-height="350" data-original-width="524" height="266" src="https://1.bp.blogspot.com/-8q5ZLIUYlLc/XraiLeca0fI/AAAAAAAAFVs/JEWWs9y-PX0EV1UYqfSJHCdfbcnim1muQCLcBGAsYHQ/s400/pollos-hermanos.jpg" width="400" /></div>
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El prestigioso chef Alberto Chicote ha visitado uno de los restaurantes más famosos de la ficción internacional. Concretamente, se desplazó a Alburquerque, Nuevo México, e hizo una parada obligada en <i>Los Pollos Hermanos</i>. La cadena de comida rápida, tan célebre a nivel mundial gracias a las series televisivas <i>Breaking Bad</i> y <i>Better call Saul</i>, abrió sus puertas por todo lo alto para recibir al cocinero madrileño. </div>
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De sus reacciones se han hecho eco los compañeros de <i>La poca razón</i>, siempre al filo de la noticia, quienes tuvieron el honor de entrevistar en exclusiva a Alberto Chicote: <i>Este sitio es una jodida delicia. Me encanta este pollo bien sazonado con especias autóctonas y productos naturales del sudoeste estadounidense. Ni en Carabanchel Alto los he probado así. Vamos, que he alucinado pepinillos, pero para bien</i>.</div>
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Preguntado por si cree haber reconocido el ingrediente secreto de estos pollos, el presentador de <i>Pesadilla en la cocina</i>, nos sorprendió con estas declaraciones: <i>No tengo ni idea de qué le habrán echado, pero esto es más adictivo que la droga</i>. Tal fue el entusiasmo de Chicote, que no escatimó esfuerzos a la hora de querer conocer al artífice de semejantes delicatessem para el paladar. Así pues, afirmó: <i>Quise saber si estaba allí el encargado, pero la dependienta me dijo que en ese momento estaba recaudando fondos para una carrera benéfica de la DEA de Alburquerque</i>.</div>
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En este sentido, continuó: <i>Me iba de allí sin conocer al dueño, pero cuando me disponía a coger el coche en el aparcamiento, llegó el señor Gus Fring y tuve el placer de intercambiar unas palabras con él</i>. Preguntado acerca de la conversación que mantuvo con el empresario chileno, Alberto Chicote afirmó: <i>Me dio las gracias por venir y afirmó ser muy fan del programa. Finalmente, lo invité a Madrid a que viniera cuando quisiera y me dijo que lo pensaría, porque tenía muchos compromisos pendientes y una agenda muy apretada. Pero vamos, que volveré, porque este señor es un genio y seguro que un día sale en todos los titulares.</i></div>
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<a href="https://twitter.com/joseangelrios92" target="_blank"><span style="color: #3d85c6;">@joseangelrios92</span></a></div>
Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-747837794575277140.post-9990847031370844342020-03-15T14:57:00.000+01:002020-03-15T14:57:03.965+01:00¿Por qué todo el mundo está comprando papel higiénico?<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<img border="0" data-original-height="537" data-original-width="810" height="265" src="https://1.bp.blogspot.com/-gKoetZztsKM/Xm4yz0BRuKI/AAAAAAAAFUU/rEK4wXRZFlwR4pG1MNiOmAzFTdiYvbHXwCLcBGAsYHQ/s400/papel-higienico-810x537.jpg" width="400" /></div>
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La crisis del coronavirus es ya una realidad tangible. Desde el anuncio oficial de la pandemia, la fase de cuarentena nos ha confinado en nuestros hogares con el fin de no propagar el virus. Sin embargo, una de las imágenes más curiosas en estos días están siendo las colas kilométricas que han desabastecido los supermercados. <b>Y lejos de lo que pueda parecer, un producto en particular ha sido acaparado como si ni hubiese un mañana: el papel higiénico</b>.</div>
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Si bien resulta comprensible encontrar escasez en productos de primera necesidad como arroz, pan, leche o desinfectantes, observar los estantes de papel higiénico vacíos es una de esas imágenes que pasará a la historia. <b>De hecho, según la consultora Kantar Worldpanel, las ventas de papel higiénico y productos similares han aumentado un 129% con respecto a meses anteriores</b>. Las razones que explican este fenómeno obedecen a motivos psicológicos y sociológicos. Según el clínico Steven Taylor, esta respuesta desaforada por hacer acopio del papel higiénico encuentra su razón en el llamado <i>efecto bola de nieve</i>. Dado que aún se desconoce el impacto del coronavirus y la duración de la cuarentena, la incertidumbre de los meses venideros podrían llevar a los consumidores a tener una respuesta excesiva en lo que a satisfacer su higiene personal se refiere, aunque en realidad dispongan de existencias en casa para los próximos meses.</div>
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Estas compras desaforadas como producto del pánico también se deben a otro elemento. <b>El papel higiénico es un producto voluminoso y eso nos crea la ilusión de tener la estantería repleta</b>. Además, si vemos a muchas personas comprándolo, tendremos la sensación psicológica de que es un producto muy demandado y, por tanto, será fácil que se agoten las unidades. Se trata de un comportamiento irracional, pues el papel higiénico es fácil de reponer y su precio es barato —un pack de cuatro rollos rara vez llegará a costar un euro—.</div>
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De este modo, <b>el miedo a la incertidumbre nos obliga a estar preparados para afrontar una situación desconocida, creando una situación de control y una reconfortante tranquilidad cuando sentimos que tenemos controladas todas las variables</b>. Y la higiene nos da la sensación de confort. Aunque hacerte con decenas de rollos no tenga un efecto directo contra el coronavirus, hacerlo nos brinda con una buena dosis de alivio, al más puro estilo de un efecto placebo. En este sentido, Taylor apunta: <i>Hay que actuar de manera sensata, te puedes preparar sin entrar en pánico</i>. Para encarar el coronavirus, lo apropiado es proveerse de los artículos básicos de una forma razonada y no en cantidades industriales, como alimentos, jabón de manos y medicamentos.</div>
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Fuente: <i>Business Insider</i> y Diario <i>El Mundo</i>.</div>
Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-747837794575277140.post-61717586056114475092020-01-14T14:08:00.000+01:002020-01-14T14:34:01.257+01:00Para imbéciles e imbécilas<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<img border="0" data-original-height="900" data-original-width="1600" height="225" src="https://1.bp.blogspot.com/-nRggP4mVLmQ/Xh27LhVK5LI/AAAAAAAAFTc/HGvN5TRp-OA3H14rhP2z4TlVM_zW0tFRACLcBGAsYHQ/s400/parati-news-lenguaje-inclusivo.jpg" width="400" /></div>
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El lenguaje modula la forma que tenemos de ver la realidad. Nuestro mundo empieza y acaba con las palabras que somos capaces de expresar. Más allá de eso no existe nada más. Para ayudarnos en dicho cometido, debe ser una herramienta lo más diáfana y práctica posible. Hablar menos es decir más. Y para quienes nos dedicamos a llenar hojas en blanco, las palabras son la materia prima de nuestro trabajo. De ahí que tenga que observar con estupor cómo <b>el lenguaje, por motivos extralingüísticos, sea salpicado continuamente de fórmulas artificiosas, desdoblamientos y elementos incorrectos</b>.</div>
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Algo que, como escritor y lector, me provoca arcadas. Mi primer contacto con el lenguaje inclusivo fue en la universidad. Era yo joven y lozano cuando me sorprendí al ver a una profesora espetar un "Los alumnos y las alumnas...". No sabía por qué, pero me parecía ridículo. Lo consulté en la página de la RAE y era bastante clara al respecto: <i>Este tipo de desdoblamientos son artificiosos e innecesarios desde el punto de vista lingüístico. En los sustantivos que designan seres animados existe la posibilidad del uso genérico del masculino para designar la clase, es decir, a todos los individuos de la especie, sin distinción de sexos.</i> Y añade: <i>Por tanto, deben evitarse estas repeticiones, que generan dificultades sintácticas y de concordancia, y complican innecesariamente la redacción y lectura de los textos.</i></div>
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No es que la RAE sea poseedora de una verdad incontestable, como muchos creen. Sólo se encarga de recoger las palabras y la forma correcta de hablar. <b>La RAE es el notario de las palabras, no el juez. Recopila la lengua y registra el habla, sin entrar en declaraciones valorativas</b>. El lenguaje, como tal, no es estático ni inmutable. Evoluciona como lo ha hecho a lo largo de los siglos y lo seguirá haciendo, pero no porque a los analfabetos irredentos que nos gobiernan les salga de los cojones —o de los ovarios, no se vaya a ofender nadie—. No hablamos igual que hace cuatrocientos años, ni igual que dentro de cien. Parece que para muchos el lenguaje es más un arma ideológica que un instrumento de comunicación. Y uno empieza a sentir cierta preocupación.</div>
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A que el lenguaje se convierta en un armatoste emperifollado para reivindicar gilipolleces en vez del bien más preciado que atesoramos. Todo en lid de una corrección política alejada de una comunicación poderosa y eficaz. <b>Sólo hay algo más peligroso que un tonto y es un tonto con poder: subnormales de teclado fácil que hacen de dos <i>tweets </i>sus consignas y con una profundidad intelectual tan simple como el mecanismo de un sonajero</b>. De esos tenemos unos cuantos. Aunque, en realidad, saben lo que hacen. Conocen el poder de la comunicación, aunque no desistan hasta dinamitarla. Saben que el lenguaje delimita nuestra forma de pensar y moldea el mundo que nos rodea. Y que, cambiándolo, también nos conseguirán cambiar a todos.</div>
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Todo ha alcanzado su cénit tras la fórmula utilizada en la toma de posesión de los nuevos ministros. <i>Así como mantener en secreto las deliberaciones del Consejo de Ministros y Ministras</i>, ha dicho alguno. Otra, empleando el principio de economía de lenguaje, ha obviado directamente a los hombres ministros. Por aquello de la igualdad y tal. </div>
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<b>Nadie en su sano juicio que diga Consejo de Ministros está excluyendo a las señoras ministras. Al igual que periodistas no excluye a los hombres.</b> Consejo de Ministras es incorrecto, porque en castellano el género marcado es el femenino y sólo sería correcto en caso de que todas las componentes del Ejecutivo fuesen mujeres. Como dice la RAE:<i> El uso genérico del masculino se basa en su condición de término no marcado en la oposición masculino/femenino. Por ello, es incorrecto emplear el femenino para aludir conjuntamente a ambos sexos, con independencia del número de individuos de cada sexo que formen parte del conjunto. Así, los alumnos es la única forma correcta de referirse a un grupo mixto, aunque el número de alumnas sea superior al de alumnos varones</i>. Simple. </div>
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Pero es que el lenguaje es machista... Y tú, imbécil. <b>Las palabras son conceptos, machistas serían los individuos y el uso que les den</b>. ¿Entonces por qué cojonudo significa excelente y coñazo quiere decir insoportable? Supongo que por el mismo motivo que zángano tiene una connotación negativa en masculino —flojo, vago— y abeja significa persona trabajadora. Hay palabras de género femenino con connotaciones muy positivas como libertad, igualdad y tolerancia. Esa misma tolerancia que les falta a los nuevos guardianes de la moral para imponernos su verdad hegemónica a base de plumazo y rebeldía pija. Lo de ser imbéciles por encima de nuestras posibilidades se nos ha quedado cortos. Va a ser verdad aquello de que los políticos son un reflejo de la sociedad.</div>
Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-747837794575277140.post-22955951476840821142019-12-02T17:51:00.002+01:002019-12-02T17:51:42.861+01:00Crítica de 'El irlandés': Scorsese ha reinventado el género<div style="text-align: justify;">
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<a href="https://1.bp.blogspot.com/-mNPJKf_tR5E/XeVA_oXbd2I/AAAAAAAAFSI/gFaCSMHP1i4UdmHL9rJtnOs59UpmnjNZACLcBGAsYHQ/s1600/foto1-1.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="600" data-original-width="900" height="266" src="https://1.bp.blogspot.com/-mNPJKf_tR5E/XeVA_oXbd2I/AAAAAAAAFSI/gFaCSMHP1i4UdmHL9rJtnOs59UpmnjNZACLcBGAsYHQ/s400/foto1-1.jpg" width="400" /></a></div>
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El miércoles vi 'El irlandés', la nueva película de Martin Scorsese. Producida por Netflix después de que Paramount cancelara el proyecto, la cinta cuenta con un elenco espectacular encabezado por Robert de Niro, Al Pacino, Joe Pesci y Harvey Keitel. Narra la historia del célebre sindicalista Jimmy Hoffa y su vínculo con el mundo de la mafia. Pero 'El irlandés' no es solo una película de gánsters, sino que es "la película" de gánsters.</div>
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Steven Zaillian —guionista, entre otras, de 'La lista de Schindler' y un habitual en la filmografía de Scorsese— se basó en el libro 'I heard you paint houses' de Charles Brandt para ejecutar un guión trepidante e impecable.</div>
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Si te gusta el cine de Martin Scorsese, la primera hora es un chapuzón de lleno en su propia y extensa climatología: planos secuencia, voz en off, una puesta en escena no perecedera, un ritmo narrativo inconfundible y una exquisita elección de la música con la que consigue crear una atmósfera muy a lo 'Goodfellas'. Sin embargo, todo va mucho más allá.</div>
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Robert de Niro, en el papel de Frank Sheeran, se sumerge en un mafioso en las antípodas de sus interpretaciones en 'Goodfellas' o 'Casino' y hace de un sicario de segunda división, en vez de un capo de la Cosa Nostra. Joe Pesci no encarna el rol de mafioso macabramente divertido al que nos tenía acostumbrados en dichas películas y muestra otra faceta, incluso más oscura y aún más silenciosa. Y Al Pacino, neófito con Scorsese, es la joya de la corona. Con un temple más sosegado, su papel de Jimmy Hoffa es una auténtica delicia y adquiere dimensiones excelsas.</div>
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La segunda parte se vuelve más introspectiva. Pese a perder el ritmo en algunos momentos, nos muestra una reflexión sobre los personajes y una profundización en su relaciones, traiciones e idas y venidas, sin perder esa atmósfera tan oscura con algunos elementos estridentes que evocan la esencia de 'El Padrino'. De hecho, en una escena es posible oír la banda sonora que Nino Rota compuso para la inefable obra maestra de Coppola. Dicho sea de paso, las referencias a series notables como 'Los Soprano' y 'Boardwalk Empire' —esta última producida por el propio Scorsese— son recurrentes.</div>
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'El irlandés' es además una escenificación de la historia de Estados Unidos desde el final de la Segunda Guerra Mundial, hasta ya entrado en siglo XXI. Todo ello a través de sus asesinatos más célebres como el de John Fitzgerald Kennedy y el tono deprimente que adquirieron las películas setenteras tras la derrota en la Guerra de Vietnam. Un contexto ideal para algunos de prosperar y para otros de justificación moral para todo tipo de fechorías.</div>
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Sin renunciar a su fino aunque salvaje sentido del humor, la violencia en 'El irlandés' adquiere un formato más pragmático y menos recreativo. Los contrastes entre escenas duras y momentos desternillantes a lo John Ford no dejan lugar a dudas sobre la espectacularidad del film, sin menoscabar la carga dramática del mismo.</div>
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Y en la tercera parte, todo adquiere una nueva dimensión. Sin entrar en spoilers —porque no me perdonaría destriparos semejante derroche de talento—, Scorsese reflexiona sobre un terreno inhóspito y nunca explorado con anterioridad: la vejez en los mafiosos y el paso del tiempo, tema abordado durante toda la película. Robert de Niro y Joe Pesci, habituales de Scorsese, envejecen durante el desarrollo de la película, como también han envejecido a lo largo de su carrera con el cineasta. La cinta revela un cariz crepuscular en Scorsese, a quien sus setenta y siete años no le han hecho mella y parece encontrarse en la flor de su vida creativa. En cierto modo, sientes que estás ante el epílogo de sus películas de gánsters, como deja ver en múltiples referencias a su carrera: un diseño de taxis similar al que conduce Travis Bickle o la elección de las pistolas en una maleta en 'Taxi Driver', el Copacabana al que entra Henry Hill en 'Goodfellas', la maqueta del casino muy similar al de la película homónima o la aparición de Harvey Keitel, al igual que en su primera película 'Mean Streets', cerrando así un ciclo. Se puede decir que el director neoyorquino ha reinventado el paradigma del cine de mafiosos. Si Sergio Leone inmortalizó el crepúsculo del western, Martin Scorsese ha hecho lo propio con el cine negro. Porque a veces, para terminar, es necesario volver al punto de partida.</div>
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Gracias, Martin. Gracias, maestro.<br />
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@joseangelrios92</div>
Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-747837794575277140.post-69423642258094819312019-06-20T04:49:00.002+02:002019-06-20T15:39:58.258+02:00¿Quién era «Pepe el escocés»?<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://1.bp.blogspot.com/-3kypp7dJiEo/XQrj2FSaZyI/AAAAAAAAFOw/GVcV2bPuhQgUkrFuvBCj2S0JG03pleJRwCLcBGAs/s1600/BxHI27tIYAADAjy.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="450" data-original-width="600" height="300" src="https://1.bp.blogspot.com/-3kypp7dJiEo/XQrj2FSaZyI/AAAAAAAAFOw/GVcV2bPuhQgUkrFuvBCj2S0JG03pleJRwCLcBGAs/s400/BxHI27tIYAADAjy.jpg" width="400" /></a></div>
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Feria de Abril de Sevilla, año 1959. Entre las casetas del Prado de San Sebastián destaca la figura de un hombre alto, de aproximadamente dos metros de estatura. Llama la atención también su atuendo: falda escocesa de cuadros, zapatos con hebillas, cayado de mando y una boina ataviada con plumas. De estilo enigmático, aunque agradable y cercano, destaca su sonrisa mientras pululaba por el real. Un personaje que hoy día catalogaríamos como un <i>guiri </i>despistado o con alguna jarra de rebujito de más, pero que tampoco pasaría inadvertido. Se trataba de Pepe el escocés, aunque ni se llamara Pepe ni fuera de Escocia.</div>
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<b>Su nombre completo era Bertrand Olivier Gaston de Bonnechose y nació en Versalles el 2 de julio de 1897. Lo de Pepe fue el bautizo a la sevillana, aunque nadie supo nunca cómo se llamaba ni de dónde venía.</b> Alguien debió decir: «Llamémosle Pepe» y Pepe se le quedó. A todos les caía bien y los niños corrían alrededor suya. Hasta solía ser invitado a las casetas privadas por parte de los socios, donde mostraba su carácter cortés y afable. No mostraba reparos a la hora de bailar sevillanas y no faltaba a su cita diaria con el albero y los farolillos.</div>
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Así se refería la prensa de la época a nuestro extravagante turista: «Contagiado por la alegría del ambiente, un turista escocés, regocijando a los paseantes, se marca, con <i>repajolera gracia</i>, unos pasitos de baile. ¿El típico de su país o un desplante por bulerías? ¡Todo es posible en Sevilla y en Feria!» En 1968 la selección de Escocia venció a Inglaterra en el estadio de Wembley, hecho que tampoco pasaron poe alto con ingenio y gracia: «El <i>escocés</i>, grande y simpaticón, bulle y rebulle por todas partes. Baila unas sevillanas. Pide una copa de vino. Gusta de estar entre los cabales. Es un embajador que no tiene precio y que este año está más alegre quizás por la reciente victoria de sus paisanos sobre los ingleses en el mismísimo Wembley».</div>
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Los periodistas locales lo tildaron como «el escocés errante que año tras año viene a Sevilla». Viajaba solo pero fue acogido como un sevillano más. Bebía y bailaba a partes iguales, mientras paseaba su aire exótico por el real del Prado de San Sebastián. <b>Cuentan que su bailar era torpe, casi arqueológico, pero todo ello quedaba eclipsado por su amabilidad y exquisita educación</b>. Sin embargo, Pepe el escocés era mucho más que un turista estrafalario en la Sevilla de la década de los sesenta.</div>
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Bertrand Olivier Gaston de Bonnechose, Pepe para los amigos, era pintor. Y de brocha muy fina. También era viajero. <b>Era de origen francés y holandés aunque, sobre todo, tenía una gran sensibilidad escocesa</b>. Inmortalizó en sus lienzos los paisajes de Marruecos, la India y la Bretaña francesa. Procedía de los Bonnechose, una familia aristócrata de la nobleza francesa de Normandía. Sirvió en artillería en la Primera Guerra Mundial, estudió Bellas Artes en París y fue miembro de la Sociedad de Artistas franceses entre 1921 y 1928. Se casó dos veces y tuvo tres hijos. </div>
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Tal hueco dejó en el imaginario sevillano que el Pali le dedicaría una sevillana años después: «Sevilla tiene una deuda, tiene una deuda Sevilla, con aquel gran extranjero que de tan lejos venía. Viva la gracia del mundo, viva el arte y el gaché, murió queriendo a Sevilla, viva Pepe el Escocés. Cómo se nota su falta por las calles de Sevilla. Viva la gracia del mundo, viva el arte y el gaché, murió queriendo a Sevilla, viva Pepe el Escocés».</div>
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Pasó sus últimos años dedicándose a la pintura, lejos de su familia y pisó por última vez la Feria en 1969. Todos lo echaban de menos pero Pepe nunca más regresaría a Sevilla. Bertrand falleció el 19 de enero de 1972 en Niza a la edad de setenta y cuatro años. <b>Su estilo bohemio y alma de viajero permanecerán para siempre en la esencia de Sevilla</b>. Bertrand para unos y Pepe para otros, hay personajes que nunca desaparecen del recuerdo y Pepe fue uno de ellos.</div>
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<img border="0" data-original-height="893" data-original-width="632" height="400" src="https://1.bp.blogspot.com/-w4OrtLUhw94/XQrj-HXKkjI/AAAAAAAAFO0/oLgVaYIP0NQeQfg034HelFmX2cK00W77ACLcBGAs/s400/pepe_escoces_feria_1.png" width="282" /></div>
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<b>Fuentes</b>: Antonio Burgos (18/6/2019). <i>Pepe el escocés era francés</i>. Diario <i>ABC de Sevilla</i> | Francisco Javier Sánchez Angulo (12/6/2019). <i>Pepe el escocés, aquel francés errante...</i> Blog <i>El cajón de los misterios</i>.Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-747837794575277140.post-69926756840683892522019-05-16T21:24:00.000+02:002019-05-16T22:04:18.200+02:00Thanos se presentará a las primarias de Vox<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<img border="0" data-original-height="1097" data-original-width="1600" height="273" src="https://2.bp.blogspot.com/-gY5cEa8N5Fc/XN22Agmg-kI/AAAAAAAAFNo/HwrihUDmDbUiJQXs8VVPLLY0vYb3k-kzQCLcBGAs/s400/image.jpg" width="400" /></div>
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¡ESTE ARTÍCULO CONTIENE SPOILERS. SI NO HAS VISTO <i>LOS VENGADORES INFINITY WARS</i> Y <i>ENDGAME</i>, NO SIGAS LEYENDO!</div>
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Era un secreto a voces, pero por fin se puede confirmar de manera oficial: <b>Thanos presentará su candidatura a las primarias de Vox, tras las próximas elecciones del 26 de mayo</b>. Así lo ha confirmado el villano de Marvel en su cuenta de Twitter: «Después de mucho pensarlo, he dado el paso. Estoy cansado de tanta mariconada en Vox, así que voy a dar el golpe de efecto que este partido necesita. A mi lado, Santiago Abascal es de centro».</div>
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«Hay que equilibrar la balanza política. Tantos partidos políticos de derechas están fragmentando el voto útil, perdemos escaños y eso no puede ser», prosiguió. Asimismo, declaró: «Titán es lo primero, los golpistas de Asgard deben ser ilegalizados y los batasunos esos de los Vengadores no deben tener cabida en mi nuevo universo. ¡Arriba Titán!»</div>
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Tras los rumores que lo situaban en la formación verde al anunciar su interés en conseguir las gemas del infinito, Thanos no ha tardado en afirmar sus intenciones si finalmente es elegido presidente de Vox: «Soy inevitable. Si las bases de Titán me llevan a la presidencia, lo primero que haré será un chasquido de dedos que elimine a la mitad de los partidos políticos, o sea, a PSOE y Unidas Podemos. Deben ser reducidos a cenizas y, esta vez, sin resurrecciones, viajes en el tiempo, ni pollas en vinagre».</div>
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<a href="https://twitter.com/joseangelrios92" target="_blank"><span style="color: #3d85c6;">@joseangelrios92</span></a>Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-747837794575277140.post-11297333942690193022019-04-30T14:57:00.000+02:002019-04-30T14:57:20.447+02:00La llave de la gobernabilidad está en Cataluña<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<img border="0" data-original-height="576" data-original-width="892" height="257" src="https://3.bp.blogspot.com/-ramTf9peuYE/XMhEOn8Sn0I/AAAAAAAAFNA/ljHwZ6mqMMQGURsww24yOBmwdG_pmi5VwCLcBGAs/s400/93167_sanchez-rivera.jpg" width="400" /></div>
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La jornada electoral del pasado domingo 28 de abril se ha saldado con un claro vencedor: Tezanos. El presidente del CIS hizo un diagnóstico muy acertado del panorama político que desfilará por el Congreso de los Diputados durante la próxima legislatura, a saber: una holgada victoria del PSOE, un declive histórico en el PP, bajada considerable de Unidas Podemos, subida de Ciudadanos y la irrupción de Vox en la cámara baja, aunque con menos escaños de los que se esperaban.</div>
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Así pues, los 123 diputados cosechados por Pedro Sánchez lo sitúan como el principal candidato para formar gobierno. Un hipotético pacto con su socio preferente, Pablo Iglesias con el apoyo de Esquerra Republicana sumaría mayoría absoluta. <b>Aunque también se vislumbra otra opción, tampoco descabellada: pactar con Ciudadanos</b> —pese al cordón sanitario del candidato socialista y de Albert Rivera en la campaña electoral—. Dicho acuerdo los dejaría con una cómoda mayoría de 180 escaños, una velocidad de crucero muy cómoda para navegar por una legislatura.</div>
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<b>La patata caliente de la gobernabilidad está en la unidad de España</b>, tema estrella durante las últimas semanas, con tesis doctorales y libros con la rojigualda de por medio. En este sentido, cuando Ciudadanos refundó su identidad política y dio el paso desde el parlamentarismo catalán hacia el asalto nacional, viró desde la socialdemocracia hacia el liberalismo, pero su idea sobre la indisoluble división de España permaneció intacta. Y ahí puede chocar con el PSOE.</div>
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La salida que se proyecte sobre el tema catalán decidirá los futuros pactos. El fallo sobre el Procés, que presumiblemente tendrá lugar por el mes de junio, pondrá las cartas sobre la mesa y la condena para los procesados, se antoja como la opción más probable. <b>El caballo de Troya en la negociación girará en torno a la apelación por el indulto y el Gobierno está facultado para ell</b>o. Es probable que el PSC, mucho más complaciente con el nacionalismo, aunque no independentista, se muestre favorable a dicho indulto. Ese roce entre soberanistas y constitucionalistas podría bloquear la formación de un gobierno y abocarnos a nuevas elecciones.</div>
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<b>Desde el punto de vista político, lo más cómodo para Pedro Sánchez es un gobierno de coalición con Ciudadanos</b>. Una opción moderada de centro-izquierda entre dos partidos con un programa social muy similar que permita sacar adelante los presupuestos generales en Bruselas, ajustar las partidas de gasto de las presiones y llevar a cabo un gasto público de la forma más sostenible posible.</div>
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<a href="https://twitter.com/joseangelrios92" target="_blank"><span style="color: #3d85c6;">@joseangelrios92</span></a></div>
Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-747837794575277140.post-23487788428672115432018-01-26T16:14:00.001+01:002018-01-26T16:28:21.907+01:00Siete<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://4.bp.blogspot.com/-MLs7h0Rvn8Q/WmtCM4Cr1mI/AAAAAAAAFAg/2Qz5Cn67b7gpSmbhmUlQ6SPDS-E5veSRwCLcBGAs/s1600/7.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="444" data-original-width="710" height="250" src="https://4.bp.blogspot.com/-MLs7h0Rvn8Q/WmtCM4Cr1mI/AAAAAAAAFAg/2Qz5Cn67b7gpSmbhmUlQ6SPDS-E5veSRwCLcBGAs/s400/7.jpg" width="400" /></a></div>
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Uno de los mitos fundacionales de nuestra cultura sitúa al siete como el número de la buena suerte. Envuelto bajo un halo de misterio desde la más insondable Antigüedad, siempre se le ha conferido unas cualidades mágicas. <b>Armonía y magnificencia encuentran un denominador común en el siete, cifra áurea sin ser redonda</b>. Pitágoras le atribuía el siempre anhelado galardón de número perfecto, es mencionado con frecuencia en la Biblia, David Fincher lo inmortalizó en 1995 en la gran pantalla, también son siete los pecados capitales, el número de las maravillas del mundo, la consonancia de las siete notas musicales y el conjunto de las siete artes.</div>
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Porque siete son los meses mínimos que un ser humano necesita para gestarse, la edad en la que la ilusión aún no nos ha abandonado, víctima de la estocada asestada por la madurez, y las bodas de lana de una pareja que no ha sucumbido ante los perniciosos efectos de una cláusula suelo. <b>El siete representa la casualidad más perfecta y la perfección más casual, el conjunto de circunstancias que nos llevan a tomar una decisión y no otra, una llamada que puede cambiar con creces el curso de nuestra existencia</b>, el quedarnos acostados sin saber que la vida nos puede sorprender con un cambio de guión diametral tan sólo con cruzar el umbral de la puerta. A final de eso se trata: de acertar y errar, de tomar un tren y no otro. Y hacerlo todo el rato. Sin darnos cuenta, no somos más que el conjunto de nuestros éxitos y fracasos.</div>
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<b>Así es el siete, azaroso y caprichoso como el destino, rezagado en la retaguardia con la sana intención de obsequiarnos con todo aquello que nunca se nos debió de haber arrebatado</b>. Y no entiende de invitaciones, dado que nunca fue echado, volverá sin ser llamado. Porque nunca nos terminó de abandonar, aunque a veces pensemos que se fue por tabaco y nunca volvió. Sólo estaba de parranda y regresará, aunque sólo sea para tener una alcoba en la que descansar la mona. Escurridizo e intangible, siempre ha estado presente, pero como los buenos chupitos, ganan con la brevedad. Y el siete es plenamente consciente de ello.</div>
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Las casualidades son como siete cajas sin tapa con un agujero en la base. Y el destino no es más que la bolita que puede pasar de una a otra, sorteando los obstáculos y llegando abajo como una canasta limpia. <b>La vida consiste en aprender a mover cada vez con más presteza esas bolitas para que puedan encontrar por dónde salir</b>. En ocasiones, se queda atrancada en una de las cajas y no ve un hueco por el que escapar, pero saldrá, aunque le cuesta sangre, sudor y lágrimas, habiendo aprendido por el camino una lección incalculable; algunas, se quedará perdida en el limbo; y otras, se perderá en la primera. Otras veces, simplemente, tenemos mejor suerte.</div>
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Y es que el siete nunca nos ha dejado, eso tenlo claro. Incluso cuando pensaste que lo había hecho, ahí estaba confinado entre bastidores. Puede que nosotros no, pero sí ha reparado en saber que estamos ahí. <b>Todos tenemos un siete que aflorará a la superficie en el momento menos pensado, para irradiarnos con toda su luz y emoción como un gol en la prórroga. Si aún no lo has identificado, toca armarse de paciencia y esperar a que aparezca, u observar con más atención, por si está más cerca de lo que creías</b>. El siete es como lo más maravilloso de la vida, aparece sin ser buscado para emprender junto a nosotros la más mágica travesía que podamos concebir y enseñarnos a valorar cada momento lo que aún conservamos y a renunciar a lo que nunca lograremos.</div>
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<a href="https://twitter.com/joseangelrios92?lang=es" target="_blank"><span style="color: #3d85c6;">@joseangelrios92</span></a>Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-747837794575277140.post-15770374228814795762017-11-11T21:27:00.003+01:002017-11-13T17:50:56.791+01:00El humor es amor<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<img border="0" data-original-height="558" data-original-width="868" height="256" src="https://2.bp.blogspot.com/-yXTXgGJEMjo/WgdZWR3l4uI/AAAAAAAAEzk/k_JheuP7Rd82WGmH08Tmu2e6wmpaRkchQCLcBGAs/s400/chiqito.jpg" width="400" /></div>
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Chiquito de la Calzada fue un hombre hecho a sí mismo, de esos que no reniegan de sus orígenes. Hijo de electricista y huérfano a temprana edad, desde muy joven se subió a los escenarios como palmero en tablaos flamencos. Icono de lo surrealista y artífice de un humor inclasificable, la fama le llegaría de forma fortuita a los sesenta y dos años de edad, de la mano del mítico programa televisivo <i>Genio y figura</i>, nombre que haría honor a su singular e irrepetible estilo. Hoy la magia de su humor se ha apagado, pero su recuerdo en nuestros corazones perdurará para siempre.</div>
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Y es que don Gregorio Sánchez —oriundo del malagueño barrio de la Calzada de la Trinidad— se puede atribuir la difícil tarea de caerle bien a todo el mundo. Sus guturales sonidos, chistes que sólo podían ser contados por él, camisas con estampados imposibles, patillas con vida propia, inenarrable mímica e hilarante vis cómica, revolucionaron por completo un mundo encorsetado en los clichés, impregnado de cierta caspa y tan infravalorado como el humor. Tanto fue así que, por el camino, incluso se permitió la osadía de reinventar el lenguaje <i>a guan, a peich y a gromenagüer</i>.</div>
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Chiquito de la Calzada es el culpable de que media España diga <i>¿Sirl?</i> al contentar el teléfono, alguien que nació después de los dolores, una persona entrañable que parecía que no podía, pero siempre estaba <i>¡Al ataquer!</i>, y que pasó por dificultades económicas durante su juventud en una época en la que, según él,<i> no había niños y que siempre jugaba solo</i>. Unas estrecheces que no le arrebatarían si un centímetro de su sonrisa como las que nos desternillaría desde mediados de los noventa. <b>Obrero del cante jondo, se desplazaría a Japón durante dos años para cantar flamenco en tablaos, donde actuaría acompañado de ratas gigantes como reveló en una entrevista</b>. Esos serían los únicos que pasaría separado de su mujer Pepita, fallecida de forma repentina en marzo de 2012, y que lo sumiría en una profunda depresión que lo mantendría alejado de los medios de comunicación hasta el triste desenlace al que hoy hemos asistido. Ese día empezó a apagarse Chiquito.</div>
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Humilde, cercano y con una mirada repleta de bondad, era habitual verlo en el restaurante Chinitas de Málaga, siempre vestido de forma impecable y mirando con orgullo su faraónico retrato que lo preside. El genio del humor malagueño decía que su peculiar vocabulario era de su invención. <b>Según contaría en una ocasión, su archiconocida <i>fistro</i>, es una palabra planetaria, procedente de una galaxia de 1801</b>. Poseedor de un carisma y naturalidad innatas, su dimensión era tan abrumadora que era difícil hasta donde abarcaba Gregorio y donde empezaba Chiquito, un nombre que quedará escrito con letras doradas en las páginas del humor y de la cultura popular al lado del de Cantinflas o Charles Chaplin, dos de sus grandes referentes. Porque hoy y siempre Chiquito de la Calzada será Gigante de la Calzada para toda la eternidad. Y es que la mejor forma de llorarte hoy es hacerlo de risa, como siempre hiciste. Hasta siempre, maestro.</div>
Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-747837794575277140.post-53847276139878663252017-05-08T02:07:00.000+02:002017-05-08T15:55:50.325+02:00Pasado, pesado<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<img border="0" height="268" src="https://2.bp.blogspot.com/-zKcTEXTilOQ/WQ-2RgyFpdI/AAAAAAAAEg0/jtY6rVi9JzQR279iB_SeHbfh7uGGBu2uQCLcB/s400/pasado.jpg" width="400" /></div>
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<b>El pasado es un amante despechado que siempre regresa. Lo hace cuando menos te lo esperas, con la sórdida intención de noquearte con una fulminante dosis de realidad</b>. Se trata de un enemigo, surgido desde las trincheras más franqueables de tu subconsciente, que aflora para interponer lastres en el rumbo que tu vida comenzó a dibujar. Porque el pasado no entiende de ética; para él, bien y mal no son más que concepciones sociales que esbozan el contorno de lo que deberíamos ser; ni tampoco de lógica, que limita las fronteras de la ética; y por supuesto de amor, que se desentiende de toda ética y de lógica, pero es la principal fuente de la que bebe el pasado.</div>
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Aunque tengas la desfachatez de creer que te has librado de él, el pasado llamará a tu puerta, para saldar las cuentas pendientes. Y como el más implacable de los acreedores, no avisará ni con cinco minutos de antelación. Da igual que las creyeras canceladas, siempre volverán. Llámalo caprichoso, pero no le convence la idea de que te vaya bien. <b>Anticipándose a tus reflejos y colándose por la capas más permeables de tu recién estrenado bienestar, aparecerá. Igual ni se para a saludar, pero ahí estará, haciendo acto de presencia</b>. Ufano ante la victoria que puede protagonizar, hará que la sangre vuelva a emanar de las heridas que un día creíste cicatrizar. Heridas que, hoy día, no son más que el triste recuerdo del daño que ya nunca más te harán.</div>
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Y ahí estás tú. Sólo de bruces ante tu pasado. Lo localizas entre la multitud, son muchos los que están a tu alrededor, pero ahí lo percibes. Es inconfundible. Muchas cosas han cambiado, pero otras mantienen la misma forma. Vuestros ojos se retan en un duelo eterno. Con más experiencia, pero proyectando la misma ingenuidad, os empeñáis en rehuir las miradas, cayendo en un abismo que deseas que no termine jamás, diluyéndote en recuerdos que creías olvidados, sintiendo el vértigo a la altura del esófago y con la esperanza de que la fragilidad no se pueda leer en tus retinas. <b>Te sientes desprotegido, sólo como el niño al que olvidaron recoger de clase, falto de la seguridad que el tiempo te brindó. Un tiempo que perdió toda su dimensión, que convirtió el pasado en presente y dejó al futuro en manos del pasado</b>.</div>
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Porque el pasado es la esquirla del recuerdo. Es como el historial médico de nuestro corazón. Pasado y futuro difieren en el lienzo donde se encuentran escritos; en tanto que el primero habita en la memoria y el segundo lo hace en el deseo. <b>El pasado nos hizo a su imagen y semejanza, nos inoculó odio y reproches, cultivó debilidad para recoger fortaleza</b>. Se fue para llevarse lo mejor de nosotros, para enseñarnos las lecciones que nunca quisimos aprender. O dicho de otro modo, nos jodió de lo lindo. Sólo en nuestras manos está dedicarle una mirada de compasión, desde el púlpito de la perspectiva para dejarlo atrás como lo que es: una página leída y sepultada bajo un índice de desengaños.</div>
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<a href="https://twitter.com/joseangelrios92?lang=es" target="_blank"><span style="color: #3d85c6;">@joseangelrios92</span></a>Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-747837794575277140.post-20736241458518421462017-02-28T16:19:00.002+01:002017-02-28T16:28:21.312+01:00Sin lluvia, no hay arcoíris<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<img border="0" height="278" src="https://1.bp.blogspot.com/-pJrOWowAy8A/WLWPW3alflI/AAAAAAAAEeI/Apb0P5G7lXI6xtBIU3snM9MIVQNUNurQACLcB/s400/arcoiris.jpg" width="400" /></div>
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Puedes olerlo en la atmósfera. O sentirlo, mejor dicho. El espesor de las nubes y la palpitante humedad contagia hasta el último soplo de brisa. Un aura que, con la falsa apariencia de acariciar y sosegar, comienza a asestar puñaladas que parecen producidas con un estilete forjado en la fragua de la frialdad —nótese el oxímoron— y la indiferencia. Los pluviómetros se preparan para una ardua jornada de trabajo y, si es Semana Santa, más bien todo lo contrario. El agitado giro de las veletas delatan las adversas condiciones climatológicas que se aproximan. A todo ello también contribuye el adherente olor a tierra mojada en forma de esticor que se traduce en los síntomas inequívocos del aguacero que te sorprenderá en la intemperie, sin chubasquero ni paraguas. Sólo tú ante el peligro.</div>
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En el campo de la óptica, se define el arcoíris como la descomposición de un rayo de luz solar en su espectro visible, el cual resulta visible por la refracción del halo procedente del astro rey en pequeñas gotas de agua en suspensión dispersadas por la atmósfera. <b>O dicho de otro modo, una paleta de colores emergentes de la nada en mitad de un páramo gris y desolado; calidez y jovialidad inmersos en un medio gélido y apático</b> cuyas dimensiones escapan de todos los parámetros de la higrometría y un brote de luminosidad que emerge de la oscuridad más abisal.</div>
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Y la tormenta no presenta signos de amainar. Ni un soportal o un improvisado alféizar para resguardarnos de ella parece que vamos a encontrar. Navegas a la deriva, con el lastre del recuerdo a tus espaldas, con falsas ilusiones en el petate que nunca germinarán en realidad, sin torre de vigía a otear y con menos compañía de la que esperábamos disfrutar. <b>Porque sólo de ti depende encontrar el rumbo correcto, encontrar a las personas con las que convertir las náuseas del viaje en anécdotas de travesía, remendar las grietas del casco y vislumbrar el arcoíris con el que jamás nos atrevimos a soñar</b>.</div>
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Porque así, meciéndonos con la firmeza de la tempestad, se puede divisar una playa deshabitada, tan desprovista de vida como repleta de una dieta a base de cocos y bambú. <b>Es ahí cuando aprendes que es posible salir de la mierda para entrar en otra mierda peor, que no todo el mundo que te mete en la mierda es malo, ni todos quienes te sacan de ella son buenos</b>. Y es que estar en una isla desierta da mucho tiempo para pensar, por ejemplo, que la soledad, lejos de ser un campo yermo, inhóspito y desangelado, es una oportunidad para conocerte a ti mismo y que puedes estar en una muy concurrida <i>rave</i> sintiéndote muy solo, que por más que confortable que pueda resultar ese islote, sigues estando mojado y calado; y que es más posible de lo que jamás habías imaginado edificar un mundo sólido en base a unos cimientos tan frágiles como el carácter intrínseco de la vida.</div>
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También aprendes que los impertinentes —que sobrepasaron la frontera de la sinceridad por años luz— sobran, que no existen las malas personas, sino obstáculos ya conocidos a evitar y que el antónimo de <strike>jodido</strike> malo puede ser <strike>aún más jodido</strike> aún peor. Echas la vista atrás y, desde la perspectiva de la distancia, caes en la cuenta de que, por paradójico que resulte, es saludable para las arterias coronarias gritar e insultar para enterrar tus frustraciones, que un <i>Eres un hijo de puta</i> a tiempo te libera de mucho malestar, que se puede ser cabrón hasta sin proponérselo, que la locura —legalismos y términos judiciales aparte— no te exime de responsabilidad moral y que<b> a veces es necesario perder los papeles para volverte a encontrar</b>.</div>
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Pero qué mas da todo eso. Puede ocurrir o, en el peor de los casos, ocurrir también. <b>O también puedes cruzarte con gente extraordinaria por el camino, aquellas que pasaron de ser figurantes a postularse en la cartelera de tu vida</b>, las que parecían simples medios pero se esforzaron en socavar todos tus miedos, que lo precioso suele coincidir con lo preciso y que hay amores que, aunque efímeros como un corto, dejaron más huella que una trilogía con las tomas falsas añadidas. Esas son las personas que le otorgaron una nueva dimensión a la palabra amistad, o al amor, o al sexo por vacío que fuese, las que te sacaron de Guatemala y te llevaron a Guatemejor y, esta vez sí, conferirte la nitidez para ver el anhelado arcoíris surcar los cielos. Porque como me dijo hace poco alguien a quien aprecio: <i>Todo el mundo quiere felicidad sin dolor, pero no se puede disfrutar de un arco iris sin antes un poco de lluvia</i>.</div>
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<a href="https://twitter.com/joseangelrios92?lang=es" target="_blank"><span style="color: #3d85c6;">@joseangelrios92</span></a>Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-747837794575277140.post-7257839363140795342017-02-09T18:48:00.001+01:002017-02-09T19:01:49.852+01:00Bórrame<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<img border="0" height="265" src="https://2.bp.blogspot.com/-UWE5VqmZQfE/WJyqcAorssI/AAAAAAAAEdQ/R_EGuuZZdb8hwI085IMRm9tWErkqLP6sgCLcB/s400/gggggggg.jpg" width="400" /></div>
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Lo has leído bien. Puedes borrarme. Quítame de tus contactos, sin tacto y sin la deferencia de avisarme. No te preocupes, que lo tomaré como la forma previa de hacerme desaparecer de tu recuerdo. Y hazlo ya, antes de que puedas arrepentirte, víctima del recuerdo y presa de la melancolía. Será tu forma de decirme adiós en la virtualidad, aún sin habérmelo dicho en la realidad; <b>el mensaje que nunca contestaré, la última conexión que jamás revisaré, los emoticonos que siempre me recordarán a ti y el <i>Te quiero</i> que nunca encontrará destinatario</b>.</div>
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Te doy permiso. Puedes hacerlo tú, que yo ya estaré demasiado ocupado echándote de menos. Y dado que éste acelera a medida que crecemos, yo lo despilfarraré recordándote. Bórrame y que no te tiemble el dedo, al igual que tampoco te quebró al agregarme. <b>Borrar y eliminar: sentimientos vecinos, habitantes de tierras fronterizas, gemelas forzosas, el haz y el envés de las relaciones humanas, conceptos antagónicos en páginas colindantes</b>. Como los servicios en los bares, entras en mi perfil y al fondo a la derecha. Sí, en el mismo sitio donde me agregaste, aquel enclave donde supimos que lo nuestro era especial. Lo sabíamos. Fue la oportunidad que el destino nos brindó y que, como buenos idiotas, no supimos —ni quisimos— aprovechar. Porque lo nuestro fue como el círculo, el lugar donde convergen el principio y el final.</div>
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¿Ya me has borrado? Venga, quítame, antes de que yo te bloquee. Hasta de Instagram, aunque no tenga —ni vaya a tener jamás— y de Tuenti, aquel terreno ignoto donde residía tu adolescencia, aquella que no tuve el placer de disfrutar. Y ya si me dejas de seguir, mejor que mejor. O siempre puedes reportarme como <i>spam. </i>No te rayes, que cosas peores me han llamado a lo largo de mi vida y algo me dice que todavía no he oído lo peor. Por si aún no lo sabes, ya no quiero que estés suscrita a mi vida y te quedes en un rincón, en el del correo no deseado de nuestro corazón. <b>Hazlo deprisa, que para mí será el colofón perfecto a nuestro desenlace: la historia que jamás quise contar, de la que siempre recordaré hasta el último matiz del principio y haré lo posible en volatilizar el final</b>. </div>
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Rápido, bórrame como amigo ya. Y agrégame como enemigo, que igual es más divertido. Borrar como amigo, si es que alguna vez nos tragamos eso de la amistad. Eliminar de tu lista de amigos, ja. Permíteme que esboce una sonrisa en forma de carcajada carente de eco pero con la misma intensidad. <b>Debería haber una lista del corazón, esa de la que siempre saldrá más gente de la que merecerá estar. Concíbela como los botes salvavidas del Titanic: no hay sitio para todos y, cuestiones pecuniarias aparte, sólo los mejores deben estar</b>. Ni tu foto de perfil, ni tu estado quiero ver ya, sólo quedarme con el monigote gris, ese ser tan desangelado que siempre será como el solar de lo que una vez hubo o, quién sabe, la antesala de lo que estará por comenzar. </div>
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Y si me bloqueas, incluso mejor. Lo creas o no, me haces un gran favor. Ya no sentiré el miedo de volverte a hablar, de saber cómo estás —eufemismo de <i>stalkear</i>— o si te acuerdas de mí. <b>Miedo de ti, de tu silencio, de respuestas que no quiero escuchar, de faltas de contestaciones más reveladoras que la parrafada más colosal. Silencios que hablan sin articular palabra y conversaciones que dicen menos de lo que me atreví a pensar</b>. Al final, va a ser verdad que el mundo a la mierda se va. Y miedo, también, de desenterrar lo que la historia se encargó de sepultar. Un término tan inquietante como síntoma inequívoco de estar en las puertas de tomar la decisión correcta. Llámame exigente, pero me cansé de tomar las decisiones correctas y comenzar a hacer lo que me dé la gana, desligarme de lo puramente convencional, de lo políticamente correcto, de los insípidos <i>A ver si nos vemos</i> y llamar a la gente con la que de verdad quiero estar.</div>
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De WhatsApp también me puedes borrar. Lista de contactos, seleccionar, desvincular, actualizar y <i>voilà</i>. No tiene pérdida. Fácil y sencillo; simple y cómodo; reparador y terapéutico. Me encanta el siglo XXI. <b>Son acciones mecánicas ejecutadas con la yema de nuestros dedos, envueltas de una frialdad tan envolvente como evidente de que hasta las decisiones más difíciles están al alcance de nuestras manos</b>. Aunque mi <i>timeline </i>parezca más huérfano sin ti, te desetiqueté de mi vida, ni una muesca de tu recuerdo en el muro de mi corazón queda ya y tu foto de perfil en mi chat hace mucho tiempo que dejó de estar, un poco después de la época en la que dejaste de ser. Porque te borré de ella mucho tiempo antes de que ambos, succionados por la irremisible inercia de los acontecimientos, le diéramos al botón de borrar. Y mira, fue lo único bueno que juntos hicimos hasta el final.</div>
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<a href="https://twitter.com/joseangelrios92" target="_blank"><span style="color: #3d85c6;">@joseangelrios92</span></a></div>
Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-747837794575277140.post-81592871972164811782017-01-23T02:19:00.002+01:002017-01-23T02:25:36.056+01:00Por lo que fuimos<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<img border="0" height="266" src="https://1.bp.blogspot.com/-cnyKd5H6IhM/WIVYycjHgMI/AAAAAAAAEb4/TeBtFQjrn9sftG6GWFWi96z4g1K3KkXzwCLcB/s400/IMG_6248.JPG" width="400" /></div>
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Existen imágenes que permanecen almacenadas en las áreas más impenetrables de nuestra mente, cuya esencia se torna inmarcesible pese a la erosión causada por los años, la experiencia y las decepciones. Nos estremecen con sus voraces garras y se enquistan en nuestro alma, por más que sean sepultadas en nuestras profundidades más abisales. <b>Son vivencias, almacenadas en lo más hondo de nuestro ser, que, con la clandestinidad onírica que producen los sueños, afloran de vez en cuando para recordarnos alguna etapa de nuestra vida</b>. La mayoría de ellas, volátiles y escurridizas, perpetran sensaciones de efectos destartalados que creíamos desconocidos y que nos hacen recordar quiénes fuimos alguna vez.</div>
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Puede que los fugaces fotogramas que sobrevivan al despertar mantengan un hilo de vida en forma de efímero recuerdo. Y si así fuere, mejor que sigan adormecidos en un duradero letargo hasta que la bóveda añil vuelva a apoderarse del firmamento. Igual será ahí cuando vuelva a surgir tu cada vez más arcana imagen asediada por los vetustos escombros de una fortificación que creímos inexpugnable y que nunca se alzaría, de astillas calcinadas de una antorcha que lució con cegador fulgor, de una tierra yerma y despoblada que jamás llegó a ser conquistada o de una aventura repleta de ingredientes inverosímiles que no tendría un final de película. Pensamos en lo que fuimos y ya nunca seremos; por los momentos que ya nunca más serán. <b>Porque todos esos elementos merecen un brindis con fragancia de margarita deshojada cuyo eco se desvanece al unísono de nuestros caminos separándose para, quizás, encontrar otros destinos que encierren historias más dignas de ser contadas</b>.</div>
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Porque ya no me acuerdo de lo que fuimos, Ni de lo que pudimos ser. Y tampoco de lo que una vez pensé que pudiéramos haber sido. Sólo recuerdos de un legado incalculable sin los que no se hubiera erigido ni una sola coma. Y palabras. Sobre todo, muchas palabras, algunas de ingrato revivir que eclipsaron a otras que el amor les otorgó el calificativo de inolvidable. O tal vez, puede que sí recuerde lo que fuimos: Recordarte con furia y felicidad, encontrarme alegre y afligido, estar satisfecho y rencoroso, evocar con una sonrisa un desengaño, invocar tu aroma con recelo, mostrarme altivo y débil, sufrir un vahído y reponerme con esmero, embriagarme con tu veneno mimetizado con disfraz de pócima mágica, descender a los cielos y ascender a los infiernos. <b>Mantenerme erguido por orgullo, tambalearme por la soberbia, caer a merced de los reproches y levantarme por ti</b>. Quedémonos con lo que fuimos, por el amor y por el desamor; por la nostalgia del pasado y por los besos que no besaste. Porque así fuimos o, tal vez, algo así hubiéramos llegado a ser. </div>
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Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-747837794575277140.post-34773065875810720192017-01-16T20:37:00.000+01:002017-01-16T22:01:35.807+01:00Un amor que te está esperando<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<img border="0" height="268" src="https://3.bp.blogspot.com/-rMrj8PpDrzw/WH0bY6uT9EI/AAAAAAAAEbE/imvKfuDtfF08s4_xqpTPks4N94m0ezzBgCLcB/s400/mirando-al-horizonte-733644.jpg" width="400" /></div>
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En la vasta historia del cine, no han sido pocas las secuelas que han superado a las cintas originales. Títulos como <i>El Padrino II</i>, con más nominaciones y premios Óscar que su predecesora, es considerada la mejor entrega de la mítica trilogía de Francis Ford Coppola, basada en la novela homónima de Mario Puzo. Otros casos como <i>Spiderman </i>son diametralmente opuestos, siendo la segunda parte la más floja de la versión del intrépido superhéroe de Sam Raimi. Y todo ello según la crítica especializada. <b>Pero, ¿es todo ello aplicable a la vida real? ¿Es posible volver a amar con la misma intensidad?</b></div>
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Cuando recuerdas a ese gran amor, todas las emociones ligadas a él tienden a asociarlo con <i>El Padrino I</i>. Aunque no la hayas visto. Su esencia es indescriptible; su guión, irrepetible; su elenco, inmenso y su banda sonora, imborrable. <b>Ese recuerdo es tan único como especial y, aunque te gustaría evocar aquellos días con distinto protagonista e idéntico sentimiento, sabes que no es posible. Ni justo, dicho sea de paso</b>. Guardas ese recuerdo con mimo, con la certeza de que todo ocurre por algo y que a las malas experiencias es mejor llamarlas constructivas. Por aquello de sentirse bien con uno mismo y tal.</div>
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Pero tampoco podemos quedarnos aferrados a <i>El Padrino I</i> dado que, pese a su magistral puesta en escena y legendarias actuaciones, el cine no termina ahí. Y aunque para deleitarse con <i>El Padrino II</i>, sea necesario haber disfrutado antes de la primera parte para comprenderla y valorarla, nuestra educación cinematográfica va a limitarse con creces si nos quedamos atrapados en la magnificencia de la original. <b>Porque nos han inculcado desde tiempos inmemoriales aquello de encontrar al amor de nuestra vida y, tras haber sido golpeados con su arma de doble filo y hundidos con su cara menos amable, empezamos a pensar que ese amor de nuestra vida, tal vez, sea el que más agotados nos pilla</b>. O tal vez, aquel que siempre nos ha estado esperando y que transforma las nefastas vivencias previas en aprendizaje.</div>
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<b>Se trata de ese gran amor que sucede a otro gran amor, el que aterriza en nuestras vidas para propinarle un puntapié a todo lo anterior, al que observamos desde la perspectiva de la madurez, </b>el que mitigará nuestra desdicha y que nos hace recordar que el destino nos tiene reservada una nueva oportunidad para ser felices. Un amor en forma de cóctel <i>gourmet </i>que, con ingredientes más suculentos que el primero, eliminará la toxicidad de aquello que nos oprimió con sus tenebrosos efectos para aportarle ese condimento de bienestar que necesitamos. También es ese amor que refrenará ese ritmo turbulento en una apacible travesía, el que convertirá la decepción en ilusión; la melancolía en sonrisas y el recuerdo en futuro.</div>
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Ajenos al indomable alud de sensaciones que se nos avecinan, estamos de par en par ante ese nuevo amor, que adopta la forma de la calma tras la tormenta, que nos hace entregarnos sin remisión con más confianza y menos cobardía que al anterior y el que hace que el <i>remake </i>nos haga olvidar al original. <b>Una nueva historia, con más causalidad que casualidad, que resquebrajará esa hermética armadura en la que se refugió nuestro corazón para blindarse de historias que no merecen ser revividas</b>. Será también el que nos enseñará que se puede volver a sentir algo aún mayor y el que transformará la memoria en una nebulosa lejana e inextricable. Y por supuesto, es un amor que merece todo el respeto del mundo, porque no ser el primero no significa perder la exclusividad, ni las ganas de embarcarse en una nueva aventura, quizá, hacia un horizonte más esperanzador.</div>
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<a href="https://twitter.com/joseangelrios92" target="_blank"><span style="color: #3d85c6;">@joseangelrios92</span></a>Unknownnoreply@blogger.com3tag:blogger.com,1999:blog-747837794575277140.post-76971498983457044862016-12-26T02:22:00.001+01:002016-12-26T02:36:46.069+01:00El último adiós<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<img border="0" height="263" src="https://4.bp.blogspot.com/-ztCSodh6Wck/WGBu1wL_-iI/AAAAAAAAEZA/d_qDvPb5WNcbs4tTIIKXAn5CMdcy7qWHACLcB/s400/estacio%25CC%2581n.jpg" width="400" /></div>
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No recuerdo con precisión el tiempo exacto. Ni falta que hace. Para qué, si ese lapso no va a hacer variar ni una de las comas que se sucedan a continuación. En cuanto al sitio, a decir verdad, continúa manteniendo su idiosincrasia, consciente del aluvión de historias encerradas en él. Hacía frío, demasiado para el mes de abril. Frío del que se siente por fuera y del otro, del que también se siente, pero por dentro. Menos mal que me abrochaste las mangas de la camisa un ratito antes. Llámame esclavo de las apariencias, pero había que ponerse guapo para la despedida, que la ocasión lo merecía. <b>Quizás en ese momento no lo hubiéramos percibido así, pero estábamos ante nuestro último adiós. Un adiós en forma de hasta luego, precedido por una noche sin parangón, de esas a la que la historia le otorga el calificativo de inolvidable, pero un adiós al fin y al cabo</b>.</div>
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Puede que no tuviera la forma ni el presupuesto de la película más taquillera. Ni que mi papel lo interpretara Leonardo DiCaprio —no daba el perfil, obviamente—, ni aquello, pese a ser un enclave idílico, fuera un set de rodaje; tampoco las personas que nos rodeaban respondieran al nombre de figurantes más un número, ni el umbral de la estación por el que tu figura se desvaneció para siempre fuera simple atrezzo. <b>Y es que así nos han vendido las despedidas, como situaciones encorsetadas y repletas de dramatismo para las que hay que equiparse con doscientas toneladas de clínex. O algunas más, fijo</b>. Tal vez sí en el mundo de los conceptos, pero no es lo que suele ocurrir en la vida real. Porque no estar preparado para una despedida, de las de película, no nos hace inmune a sus lacrimógenos efectos.</div>
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<b>Ese fue nuestro último adiós; no el virtual, pero sí el real. Y no lo pareció. Jamás tuvo la forma de una despedida, el reproche de una ruptura o el dolor de un distanciamiento</b>. Ni tampoco lo rubricó un «Nunca te olvidaré» y, por extraño que parezca, tampoco un «Te echaré de menos». Asumiría el rol de adiós un «Avísame cuando llegues» o «Te veo pronto». Tal vez, fuimos fríos en la formas, quizás en la ignorancia del epílogo en el que nos encontrábamos inmersos, de que nunca más nos veríamos o que pasaría más tiempo del que escapa a la memoria. Quizás ese es el carácter desangelado de la modernidad, que desprovee de su esencia más inherente a las cosas. De ser así, algo bueno tendrán que tener los nuevos tiempos. Vamos, digo yo.</div>
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Contigo aprendí que decir adiós es crecer. Aunque nunca te lo dijera a la cara. Y mejor conservar un recuerdo que deteriorarlo en una agonía que convirtiera un final triste en un final malo. Han pasado muchas cosas desde que tu contorno se perdió en la inmensidad de aquellas escaleras mecánicas, bajando para siempre el telón de nuestra historia. <b>Ese mismo telón que, bordado en terciopelo y con su embriagador tacto, una vez brilló, como nosotros, a la espera de que esa vorágine de modernidad nos succionara sin remisión</b>. Porque me despedí de ti sin decirte adiós y, ahora que lo pienso, igual fue lo mejor.</div>
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<a href="https://twitter.com/joseangelrios92" target="_blank"><span style="color: #3d85c6;">@joseangelrios92</span></a></div>
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Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-747837794575277140.post-80607302778118496482016-12-23T14:14:00.001+01:002016-12-24T14:25:18.150+01:00Suele pasar en época de exámenes<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<img border="0" height="266" src="https://2.bp.blogspot.com/-1kexG955NxI/WF0eeqvzoAI/AAAAAAAAEYs/wjagG0EfYoUPtR1582sF9m2GjphRPK0vgCLcB/s400/115266_foto4479g.jpg" width="400" /></div>
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Llegan los exámenes y, con ellos, las noches en vela <strike>viendo vídeos en YouTube</strike> estudiando, las ingentes dosis de cafés, bebidas energéticas, aún más tila para compensarla y los madrugones. Esa época mágica en la que el despertador pasa a ser la aplicación que más usas y que cosas que nunca han llamado tu atención, como el vuelo de una mosca, de repente cobran una una importancia e interés atroces que sólo volverán en la siguiente tanda que más te vale que no sea en septiembre. Te distraes con todo, incluso con los capítulos de <i>Cuéntame </i>en Clan por las noches. Porque los exámenes han inoculado en nosotros más sueño que el Valium. Como si la morriña que no hemos tenido todo el año mientras <strike>estábamos de fiesta</strike> estudiábamos arduamente se instalara en nosotros sin la compasión de dejarnos aprobar.</div>
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<b>Sin darte cuenta, los tienes a la vuelta de la esquina. Y en un ejercicio de autoengaño personal, decides estudiar estas Navidades. «No he hecho nada más que recogerme a las siete de la mañana, pero ahora me pongo sí o sí» confiesas en una intentona a la desesperada por ponerte al día</b>. Porque claro que en Navidad estudias, pero la etiqueta del polvorón y la gradación etílica de la botella de cava o del lote que te vas a beber en Nochevieja. Luego llega enero con su temida cuesta y lo primero que intentas disimular, aparte de tus ojeras de resaca, es que no has dado un palo al agua en todas las vacaciones. Dicen que «Mal de todos, consuelo de tontos», así que como de eso eres un rato, le preguntas a tus compañeros: «¿Has estudiado algo? Yo me lo he leído un poco» —así para restarte culpabilidad y sentirte un poco mejor contigo mismo—. Y un frenesí de alivio y paz interior te sacude cuando te dicen: «Yo en verdad tampoco».</div>
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Así las cosas, llega el día del examen cuando tan sólo ayer parecía Nochebuena. Las aulas magnas a rebosar, los apuntes acumulándose en avalancha, los nervios a flor de piel, los <strike>estudios</strike> repasos de última hora, gente a la que ni conocías que parecen salidos de un búnker y de un búnker de estudiar también, tu compi de al lado comiéndose las uñas, la otra pintándoselas —se puede sufrir, pero siempre con estilo—, el otro que te dice «Yo vengo para ver cómo es el examen», otro que lo único que se ha preparado son tantas chuletas que parece que va a montar una carnicería y el que da más coraje, el <strike>cabronazo empollón de mierda</strike> listillo de turno que te dice: «Lo llevo fatal, no me sé nada». Y luego saca un 10. O un 9, que también jode. <b>Pero siempre hay algo peor: que te expliquen algo antes de un examen y, feliz por haberlo entendido, te digan: «Bueno, eso es lo fácil. Seguro que viene a pillar, nos van a dar por todos lados, hoy vamos a dormir bocabajo, vamos a salir de aquí andado como John Wayne» y otras perfectas alegorías de la sodomía</b>.</div>
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Llega el profesor con una macabra sonrisa Profident que no la mostraba los lunes a primera hora cuando sentaba cátedra de aburrimiento instruida en Oxford el muy <strike>hijo de puta</strike> desconsiderado. Parece que la Navidad le ha sentado bien. Con lo que cobra, seguro que el jamón de su cena de Nochebuena era Ibérico como mínimo. «En la mesa sólo quiero ver un boli», dice como si eso fuera <i>Los Juegos del Hambre</i>. <b>Otro te dice que lo ve más morenito, que seguro que se ha ido a la playa para pasar las fiestas, porque todo sabemos que el resplandeciente sol que hace en Matalascañas un 25 de diciembre a las once de la noche no lo disfrutaba ni Don Johnson en Miami Beach</b>. Poseído por las rencillas personales de su pasado con algún otro profesor de su infancia, te entrega el examen bocabajo. «No le deis la vuelta hasta que yo lo diga» —espetan con singular displicencia. Y si piensas que eso lo hacen para hacerse el interesante, estás en lo cierto. Sólo hay algo más peligroso que un tonto y es un tonto con poder. Es el mayor postureo de los profesores después del «Si copiáis, os engañais a ustedes mismos». Y un poco a ellos también.</div>
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<b>Luego le das la vuelta y las caras en blanco de tus compañeros son una metáfora perfecta de cómo va a acabar ese examen: en blanco. </b>Y ese semblante taciturno se va contagiando como una epidemia entre todos los presentes. Caen como fichas de dominó. Por lo menos, la primera te la sabes: el nombre. Y pones tu nombre y apellidos en el apartado de Nombre para darte cuenta que, justo debajo, está el hueco para poner los apellidos. Empezamos bien. Porque el nombre de la asignatura te lo sabes. Sabes que, como la cagues hasta en eso, lo más alto que vas a poder aspirar es a un 3. Lees el examen. Sólo hay una pregunta que ocupa un renglón. ¿Pinta guay la cosa, verdad? Bien jodida debe ser, como indica la gota de sudor que empieza a recorrer tu frente. Ahí asumes que en los exámenes sólo hay una opción posible: estudiar. Y no hay vuelta de hoja. Mira, nunca mejor dicho.</div>
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En ese momento empieza un pequeño <strike>interrogatorio</strike> turno de preguntas que, con alguna absurda con su correspondiente risa de fondo, le quita un poco de hierro al asunto. <b>Siempre está el típico que dice: «¿Se puede cambiar el orden de las preguntas al responder?».</b> Vamos a ver, alma cándida. Como si alguna vez en la historia, algún profesor hubiera respondido: «No, no se puede. Es más, si te las sabes todas menos la 1, no puedes seguir respondiendo». «¿Se puede usar tippex o tachar?», «¿Puedo escribir en negro o azul?», «¿En qué año estamos?» y preguntas así con enjundia. U otros que, con más pesimismo, no muestran reparo en preguntar: «¿Cuándo es la recuperación?» Son reglas no escritas en los exámenes que nunca fallan, como que quien hace el <i>selfie </i>siempre sale mal.</div>
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<b>Cómo hubiera molado que el examen fuera tipo test, ahí en plan quiniela. Que si acertaste en un Leganés-Osasuna, fijo que también lo haces en Microbiología Aplicada Básica, una asignatura tan básica que básicamente no tienes ni <strike>puta</strike> básica idea</b>. Mejor no preguntarse cómo será Microbiología Aplicada Avanzada, si algún día llegamos a matricularnos. Porque esa es otra, ¿cuántas matrículas llevas ya? Que eres el abuelo oficial de la clase. De hecho, el profesor era de tu promoción. Y hablando de matrículas, te acuerdas de la de su coche, así como la marca, modelo, color y año, por si tiene la desfachatez de suspenderte y dejarle un bonito recuerdo, pero del Tema 1 ni de qué va siquiera. Aunque siempre te consolará pensar que el «Yo así no lo puesto, lo he expresado con mis palabras» te librará de un suspenso más grande que Torrelavega. Aunque en el fondo sabes que no. He ahí la fina línea que separa un «He aprobado» de un «Me han suspendido».</div>
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Venga, que ya queda poco para llegar a casa y poner en Facebook, Twitter, WhatsApp, Tuenti —si aún vives en 2009—, Instagram, Pinterest, Tumblr, Ask, YouTube y FilmAffinity los <strike>suspensos</strike> exámenes que llevas. Aunque la follada ha sido tal que mejor ponerlo en PornHub. Como si fueras un preso que lleva confinado cuarenta años en Guantánamo que va poniendo muescas en la pared. <b>Porque asúmelo, no tienes ni pajolera idea, pero cuando te mira el profesor, pones cara de interesante con la vista fijada en el infinito, para hacerle creer que estás recordando algo. Eso sí es verdad, te acuerdas del desfase de Nochevieja, del <strike>coma etílico</strike> ciego mítico que se pilló tu amigo y de cómo lo llevasteis entre cinco tíos a casa</b>. Y de la clavada que os dieron con los churritos en el Puente de Triana, que ni con esos se le pasó.</div>
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Ánimo, que tan mal no puede ir. Que sí, que el que te dijo que lo llevaba fatal ha pedido ya el sexto folio y tú has puesto el nombre y mucho es. Pero no quieres ser el primero en entregarlo. Vas a suspender, pero la dignidad que vaya siempre por bandera. Habrá que echarle huevos, al menos. «Venga, que si aprobé Conocimiento del Medio en Quinto de Primaria sin estudiar, esto es pan comido» —piensas en un arrebato de esperanza transitorio. «¿Le pongo el ciclo del agua, a ver si cuela?» te preguntas también. Pero no tienes ni zorra, aunque ello no te libra de usar expresiones cultas y finas como En primer lugar, por consiguiente, dicho lo cual, a colación de esto. <b>Pero algo te dice que el rosco va a ser mayor que el que te comiste por Reyes. Y esta vez sin regalito, aunque todos los años salga el rey mago cutre de porcelana con cara de atracción de feria</b>.</div>
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Pasan tres semanas y al profesor parece que aún le dura la resaca de Navidad, pero estamos en febrero. «Ya están las notas en el Aula Virtual» dice el delegado por el grupo de WhatsApp. Y un escalofrío te recorre el cuerpo, como si aún albergaras un atisbo de optimismo para aprobar. Sacas un 2. Sabes que ir a revisión es perder el tiempo. Casi tanto como lo perdiste en Navidad. Pero vas, total, la esperanza es lo último que se pierde. Le mandas un correo muy formal y encima sin faltas de ortografía; luego el profesor te responde sin puntos, coma ni tildes. Y vas con camisa y tal, poniendo mil excusas y suplicando que te deje aprobar con un trabajito, pero lo único que obtienes es un: «Mira, te he puesto un 2 y he sido buena gente». E intentas controlar tus instintos asesinos. Pero en el fondo sabes que te lo mereces. Es año nuevo y, en uno de tus innumerables propósitos de los que en marzo no recordarás como por ejemplo apuntarte al gimnasio, dices: «Hoy me pongo desde el primer día». Y con otra mentira, la historia comienza a repetirse desde el principio, con un guión más predecible que el de la saga <i>A todo gas</i>. A ver si a lo tonto, «Menos por menos es más».</div>
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<a href="https://twitter.com/joseangelrios92?lang=es" target="_blank"><span style="color: #3d85c6;">@joseangelrios92</span></a></div>
Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-747837794575277140.post-27316678376857635452016-12-13T23:12:00.000+01:002016-12-25T22:55:05.265+01:00«Hasta que el wifi nos separe», novela de José Ángel Ríos<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<img border="0" height="266" src="https://3.bp.blogspot.com/-gfgFahjqiEY/WFBvfDxMqlI/AAAAAAAAEX0/0CnMLq3GhMooLaTThfTvVZqELP67kZGQwCLcB/s400/hnnn.jpg" width="400" /></div>
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Tengo el placer de anunciaros, queridos lectores, el lanzamiento de mi primera novela, «Hasta que el wifi nos separe» (Narrativa, Editorial Seleer). Se trata de mi segundo libro, tras haber lanzado el año pasado «Anécdotas futbolísticas» (Ensayo, Ediciones Pura Tinta), la que fue mi <i>ópera prima</i> formada por un compendio de sesenta curiosidades sobre el mundo del fútbol. No obstante, esta obra supone mi inicio de lleno en este dificilísimo, aunque a la vez maravilloso, mundo de la literatura. <b>Una novela en la que va impresa una parte muy importante de mí y que, de todo corazón, espero que disfrutéis</b>.</div>
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Con toda probabilidad, si me sigues desde hace poco, te estarás haciendo la pregunta obligada: <b>¿De qué va «Hasta que el wifi nos separe»?</b> Es una novela de 280 páginas organizada en 33 capítulos, más los anexos de prólogo, epílogo y agradecimientos. En ella se narra la historia de dos veinteañeros, Javier y Victoria que, al conocerse por Twitter, establecen una relación apasionada a través de internet. Una historia, en principio formada por ingredientes idílicos, que se saldrá del guión establecido al descubrir que detrás de esa dulce muchacha se esconde un terrible secreto que cambiará su vida para siempre. «Hasta que el wifi nos separe» es una historia de dos jóvenes actuales que muestra cómo las redes sociales son medios que permiten el surgimiento de relaciones sin precedentes pero también esconden los misterios más insondables de la naturaleza humana.</div>
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<b>La presentación tuvo lugar el pasado viernes 2 de diciembre de 2016 en el pub La Tregua, situado en mi barrio Triana en Sevilla</b>. Fue una noche mágica e inolvidable en la que, con la encomiable colaboración del Colectivo Surcos, firmamos una velada amena, divertida, diferente y rubricada por una no menos estupenda celebración. Siempre agradeceré la intervención de mi tío Juan Sánchez-Lafuente que me introdujo con una sublime presentación muy elogiada por todos los asistentes, la escenificación de un diálogo de la novela de la mano de nuestros amigos Manuel y Gema y la lectura de Raúl Dávila quien, para mantener intacta su esencia, sembró la admiración de todos.</div>
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Sin más dilación, <b>para adquirir mi novela «Hasta que el wifi nos separe»</b>, te dejo <a href="http://www.editorialseleer.com/es/detalles/hasta-que-el-wifi-nos-separe-740/" target="_blank"><span style="color: #0b5394;">el siguiente enlace de la Editorial Seleer</span></a>, a la que le estoy muy agradecido, a través del cual podrás comprarlo por internet y, mediante sus distribuidores, en este link de <a href="http://www.casadellibro.com/libro-hasta-que-el-wifi-nos-separe/9788494634970/4801987" target="_blank"><span style="color: #0b5394;">Casa del Libro</span></a>, Fnac y El Corte Inglés. En dicho hipervínculo, podrás hacerte con mi obra tanto en formato papel como en eBook. He aquí la <a href="https://www.facebook.com/hastaqueelwifinossepare/?fref=ts" target="_blank"><span style="color: #0b5394;">página oficial en Facebook</span></a> de «Hasta que el wifi nos separe», por si deseas estar al tanto de las últimas novedades relativas a la obra, apretando tan solo el botón de <i>Like</i>. Dicho sea de paso, si deseas hacerte con el primer capítulo de la novela, envíame un mensaje a mi correo electrónico —a esta dirección: <u>angelmd12@gmail.com</u>— y te lo enviaré sin ningún compromiso y de forma completamente gratuita. Adjunto un par de fotos de lo que nos deparó esta indeleble velada. Un abrazo a todos y nos vamos leyendo.<br />
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<b><u>Pincha <a href="http://www.editorialseleer.com/es/detalles/hasta-que-el-wifi-nos-separe-740/" target="_blank"><span style="color: #0b5394;">AQUÍ</span></a> para comprar <span style="text-align: justify;">«Hasta que el wifi nos separe» a través de la página web de Seleer.</span></u></b></div>
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<img border="0" height="258" src="https://1.bp.blogspot.com/-mh2sFN9GT0w/WFBwFwqYM4I/AAAAAAAAEYE/FxKU_4BOsqYUxByXARC15XefolUi1ktUwCLcB/s400/15284117_1400971619913211_5434721857622677102_n.jpg" width="400" /></div>
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Esta gran fiesta no hubiera sido posible sin, además de la asistencia de todos vosotros, la exquisita presentación de mi tío Juan Sánchez-Lafuente y de todo el Colectivo Surcos. Con todo, espero que esta sea sólo la primera de muchas colaboraciones juntos.</div>
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<img border="0" height="253" src="https://4.bp.blogspot.com/-woKSk9vVfcA/WFBwGpKeoII/AAAAAAAAEYI/FnY4iseF4DoWsJknDsLBeEsGPQxhMV09QCLcB/s400/15304264_10211241653738197_1823241501360467934_o.jpg" width="400" /></div>
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Y por supuesto, nada hubiera sido lo mismo sin la visita de todos y cada uno de mis amigos, por estar a mi lado en una de las noches más importante de mi vida y por enseñarme día tras día que la amistad es la familia que se escoge.</div>
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<a href="https://twitter.com/joseangelrios92?lang=es"><span style="color: #3d85c6;">@joseangelrios92</span></a></div>
Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-747837794575277140.post-83025433060012840042016-12-07T05:44:00.000+01:002016-12-07T05:48:37.733+01:00Ememoriados<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<img border="0" height="275" src="https://3.bp.blogspot.com/-tJPMlITzsUY/WEeT5IV96gI/AAAAAAAAEXY/dYN4_RyO7sM_0Uk11ERteM3aNyWw1EePwCLcB/s400/este.jpg" width="400" /></div>
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Cierras los ojos. Aunque parezca raro, estás sólo en casa por primera vez en mucho tiempo. Has creado una paz imperturbable que ni la brisa acariciando las hojas de los árboles puede romper. Incluso al ser invadido por la penumbra, rezuma un aroma de procedencia desconocida que se encarga de establecer las sinapsis apropiadas para que se decodifiquen esos recuerdos que creías olvidados y desvencijados por el paso del tiempo. Algunos más que otros, a decir verdad. <b>Rememoras detalles baladíes e insignificantes sepultados por años, como el color de uñas que usaba tu profesora de párvulos o el arco que delimitaba su cutícula al milímetro, pero eres incapaz de recordar qué cenaste la noche anterior o quién marcó en la última jornada</b>.</div>
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Inmerso en tu viaje a las áreas más insondables de tu memoria, llegas a ese recuerdo edificado sobre los sólidos pilares de tu corazón, donde se ha erigido como un fortín inexpugnable que impide que ese preciado tesoro llamado recuerdo se disipe de forma fugaz. Es como si, por unos instantes, el hipotálamo, el hipocampo, el cerebelo, la amígdala, los ganglios basales y otros tecnicismos que he encontrado en <i>Wikipedia</i>, se mudaran al auténtico lugar donde residen los recuerdos: el corazón. <b>Un recuerdo que, azotado por el tiempo y con la erosión de todas las emociones asociadas a él, sigue latente como el primer día</b>. Luego vuelves a la realidad. Y más tarde retornas al lugar donde se escenificó aquella película que ha adoptado tintes oníricos, que se proyecta en bucle sobre tu pensamiento. Y en ese preciso momento te das cuenta de que nada es como recordabas.</div>
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Decía el escritor Thomas Wolfe que somos el resultado de la suma de todos los recuerdos de nuestra vida. Otros como Albert Einstein, con menos romanticismo, afirmaban que «La memoria es la inteligencia de los tontos». Y algo de razón debía tener el célebre físico alemán. Recuerdas que las paredes no eran blancas, sino verdes; que la cerveza no era negra, sino rubia, que de fondo no se oía música <i>soul </i>de Barry White sino el alboroto de un partido de fútbol. <b>Y es que nuestra memoria nos engaña, juega con nosotros, minimiza los vacíos, le otorga preponderancia a los mejores momentos y colorea las zonas en blanco dándoles el tono que le gustaría haber adquirido</b>. Aunque, pese a su cuestionable capacidad de retención, hay un recuerdo que sí permanece intacto: cada milímetro de esa sonrisa enmarcada en unos no menos sugerentes labios.</div>
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Confiésalo. Habías asumido ese recuerdo como propio, lo dabas por hecho hasta tal punto que creías haberlo vivido y vivías pensando que sí lo habías hecho. Será que la memoria no es el registro más fiable que se pueda concebir, pero qué le vamos a hacer. Así es y rige nuestra vida de una forma de la que ni la más sofisticada hemeroteca digital pueda presumir. La historia es una alucinación consensuada, dado que crea el recuerdo y se convierte en él. Varía con sus relatores, pasa por el filtro de sus oyentes y es interpretada como nadie la contó. O sea, mentiras. Una gran sarta de mentiras, falsedades e imprecisiones narradas de unos que no las vivieron hacia otros que tampoco las vivieron sobre alguien a quien nadie conoció. Y para qué bucear en ellas. <b>Desprender a nuestros recuerdos de su esencia mágica e indescifrable los convertiría en simples autopsias mentales</b>. Recreémonos en mentiras vagas y maleables, mentiras al fin y al cabo, pero mentiras que encierran grandes verdades.</div>
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<a href="https://twitter.com/joseangelrios92?lang=es"><span style="color: #3d85c6;">@joseangelrios92</span></a></div>
Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-747837794575277140.post-21643687673038145832016-11-04T17:37:00.001+01:002016-11-13T00:12:43.466+01:00Ya no dueles<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<img border="0" height="273" src="https://1.bp.blogspot.com/-cq0RRz1HKFQ/WBy37mtzKXI/AAAAAAAAESw/thFeuEGDwDIcvdVNbZyqUV2nOe7KyiFtACLcB/s400/peor-que-el-olvido.jpg" width="400" /></div>
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Hubo un tiempo en que creí que ya nada sería igual, que el mundo tal y como lo había conocido se había desvanecido por completo y que mi existencia había quedado confinada en una celda de escasos metros cuadrados con efímeras esperanzas de salir airosa en libertad. <b>Eran otros tiempos. Tiempos donde aún no había emergido de mis cenizas ni eclosionado de una crisálida en la que me resguardé para mantenerme a salvo de tu recuerdo</b>. Tiempos en los que todavía no existía ni en mis fantasías más salvajes, donde vagaba por sendos desangelados sin otear una luz de neón, alentadora y titilante a partes iguales, en el horizonte y, en suma, tiempos donde aún no había nacido. O mejor dicho, renacido.</div>
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Pero ya no dueles. Hubo una vez que sí, pero eso ya forma parte del pasado. Como tú, supongo. El tiempo se convirtió en el remiendo más eficaz y tu ausencia en el antídoto que una vez creí veneno. Doliste y mucho, como una estocada de un estilete con complejo de bisturí asestada con la misma falta de compasión que una vez confundí con los designios de la pasión. <b>Porque ya tu recuerdo se disipó, tu esencia se volatilizó y el eco perpetrado por tu voz se disolvió en la inmensidad del pasado. Igual que tu imagen, que se esfumó, como la llama de una hoguera recién rociada con un gélido aguacero</b>. Tu memoria desapareció aunque en su día me impulsara para cambiar. Y para siempre evolucionar. </div>
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<b>Ya no dueles y nunca más dolerás. Eso te lo puedo asegurar. Te olvidé y nunca más te volveré a recordar</b>. El epílogo de nuestra historia escrito está, para la posteridad y cerrado bajo llave, presurizado de donde nunca deberá escapar. Incluso por los lugares donde fuimos felices ya me atrevo a pasar, con la esperanza, quizás, de que otros buenos recuerdos puedan albergar. Y tu recuerdo bien encerrado está, cuidado con mimo como ese juguete de la infancia que tanto quise pero con el que ya no quiero jugar. Sin esperanzas, además, de que de una ranura para escapar pueda vislumbrar. Ahí, bien encerradito está.</div>
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¿Te he dicho que ya no dueles? Que lo mismo, se me ha olvidado. Lo que un día me hirió como un camión cisterna de doscientas toneladas derrapando sobre mi cogote se convirtió en el zumbido de un mosquito que, tras una mirada de condescendencia, pronto pierde las ganas de revolotear. Porque sin ínfulas de recordar y tras haber pasado página después de mil veces volver a hojear, ahora sí, me puedo permitir la deferencia de que ya no dueles, que ese privilegio hace tiempo que dejaste escapar y que, por supuesto, ya nunca más lo harás.</div>
<br />
<a href="https://twitter.com/joseangelrios92?lang=es"><span style="color: #3d85c6;">@joseangelrios92</span></a>Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-747837794575277140.post-46563767572158530882016-11-02T19:10:00.001+01:002016-11-03T16:40:17.891+01:00El ente que mora debajo de tu cama <div class="MsoNormal">
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<img border="0" height="272" src="https://1.bp.blogspot.com/-hzN7xptF4e0/WBsS_WjS0eI/AAAAAAAAACs/QxSIWvqXNl4x0ikuUy6hjnr3SaFwlmJ7ACLcB/s400/4.jpg" width="400" /></div>
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Aquella era su primera noche en la casa nueva, Sara tenía
nueve años y nunca había tenido miedo a nada, sin embargo, su nueva habitación
era mucho más grande y vetusta que la antigua y eso le producía una extraña sensación
de desasosiego y perturbación por lo que decidió dejar una lámpara encendida antes de dormir.</div>
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<br /></div>
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La niña se acurrucó junto a su osito Teddy y pronto adormeció profundamente. En su sueño, Sara paseaba nerviosamente por las montañas,
bordeando enormes precipicios cuando de pronto, detrás de ella surgió una criatura demoníaca
con ojos rojos de fuego y largos y delgados brazos que terminaban en uñas
deformes y repugnantes. El extraño ser se acercó hacia ella y con furia, la empujó hacia el vació.<o:p></o:p></div>
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<br /></div>
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Sara despertó aterrada pero su espanto fue mayor al darse
cuenta que la luz del dormitorio estaba apagada y que se encontraba a oscuras, apenas
una tenue luz proveniente de la farola de la calle dibujaba formas grotescas y
aterradoras en la habitación. La niña se abrazó a su osito de peluche y se cubrió
con las mantas completamente, pensaba que de esta forma estaría protegida de
todo mal. Pero Sara era una niña valiente y tras recuperar la calma llegó a la
conclusión de que todo era fruto de su imaginación, probablemente su madre
habría apagado la lámpara y ella decidió encenderla nuevamente, volverse a dormir y
olvidar su extraña pesadilla.<o:p></o:p></div>
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Con resquemor, se levantó de la cama y se dirigió hacia la
mesita que estaba a dos metros de distancia. Cuando encendió la luz, se sintió
más aliviada pero cuando volvía a acostarse, repentinamente, sobresalieron por debajo de la
cama unos largos brazos espeluznantes que tiraron de los pies de la niña tratando
de llevarla hacia un agujero debajo de la cama. Sara se sujetó de una de las
patas del camastro mientras gritaba pidiendo ayuda. Los padres aparecieron
rápidamente, encendieron todas las luces y calmaron a su hija, le mostraron que
no había nada debajo de la cama, que todo había sido una pesadilla, pero la
niña sabía bien que lo que había sentido era real. Al ver el estado de alteración en
el que estaba, los padres permitieron a la hija dormir con ellos esa noche,
pero el miedo se apoderó de la pequeña que fue incapaz de conciliar el sueño hasta
el amanecer. <b>“Hay un monstruo debajo de mi cama”</b>, insistía a sus padres,
quienes muy racionales trataban de explicarle que todo era fruto de su
imaginación. Sin embargo, ante la insistencia de la niña, la madre prometió pasar la siguiente noche junto a ella para que pudiera darse cuenta que no había nada que temer.<o:p></o:p></div>
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<br /></div>
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Al anochecer, Sara estaba acostada abrazada a su madre, pero
era incapaz de dormir. En un determinado momento la madre se
levantó de la cama, al ver que la hija estaba despierta le dijo “voy al baño,
ya vuelvo”. “Voy contigo”, le respondió la niña. Cuando Sara puso ambos pies en
el suelo, los dos largos brazos demoníacos cogieron los pies de la niña y tiraron de ellos
hacia debajo de la cama. La madre al escuchar los gritos fue ayudarla y la
sujetó impidiendo que desapareciera por un agujero oscuro que había surgido debajo de la cama.
Entonces asomó de allí una figura gris y monstruosa, que le gritó <b>“niña,
siempre viviré debajo de tu cama y cuando te levantes por la noche, te llevaré
conmigo al infierno”</b>. El padre apareció a tiempo para ver como ese demonio se desvanecía por debajo de esa cama.<o:p></o:p></div>
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<br /></div>
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Los cuatro años siguientes fueron una pesadilla para Sara y
sus padres. Intentaron de todo, fueron bendecidos por un sacerdote y por un
chamán, se mudaron de casa pero aquel ser infernal insistía en aparecer debajo
de la cama de la niña. Sara desarrolló una cierta tolerancia ante la existencia de ese
ente, jamás se levantaba por las noches pero forjó el propósito de investigar y
encontrar la forma de destruir a ese demonio. <o:p></o:p></div>
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Un día, en la Biblioteca Nacional descubrió un libro
olvidado de comienzos del siglo XIX, se titulaba <b>“El ente que mora debajo de tu
cama”</b> de un tal Douglas McDermott quien narraba su experiencia con un ser
infernal que lo persiguió durante toda su niñez. Contaba el autor que ese ser había sido
atraído por su miedo y que una vez liberado, la única forma de vencerlo y de
devolverlo al infierno era reflejar su figura en un espejo. Finalmente, la niña
pareció encontrar una salida y decidió seguir las indicaciones del libro. <o:p></o:p></div>
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<br /></div>
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Compró un largo espejo y lo posicionó echado en el suelo,
muy cerca de su cama. Cuando la oscuridad comenzó a tomar cuenta de la
habitación, Sara dio un salto hacia la parte trasera del espejo. Al sentir
los pasos de la niña, el ente comenzó a emerger pero de pronto <b>se
vio reflejado en el espejo</b> y su propia figura lo estremeció. Y es que recordó que cuando estaba vivo en
nuestro mundo había sido un hombre atractivo, exitoso pero malvado y descubrió que ahora se
había transformado en un ser monstruo y esa visión, lo horrorizó.<o:p></o:p></div>
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<b>“¡Vuelve a tu infierno, hijo del demonio!”</b>, gritó Sara con todas sus fuerzas, luego de cual el ente desapareció completamente y al instante comenzó a
respirarse un aire de paz y tranquilidad en la habitación. Esa noche, la niña
pidió que sus padres le construyeran una tarima de cemento debajo de su cama. Nunca
más volvió a aparecer ese demonio y nunca más habría un agujero por donde pudiera
emerger por debajo de su cama.<o:p></o:p></div>
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<a href="https://twitter.com/raulalosfc?lang=es"><span style="color: #3d85c6;">@raulalosfc</span></a></div>
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