2 de diciembre de 2019

Crítica de 'El irlandés': Scorsese ha reinventado el género


El miércoles vi 'El irlandés', la nueva película de Martin Scorsese. Producida por Netflix después de que Paramount cancelara el proyecto, la cinta cuenta con un elenco espectacular encabezado por Robert de Niro, Al Pacino, Joe Pesci y Harvey Keitel. Narra la historia del célebre sindicalista Jimmy Hoffa y su vínculo con el mundo de la mafia. Pero 'El irlandés' no es solo una película de gánsters, sino que es "la película" de gánsters.

Steven Zaillian —guionista, entre otras, de 'La lista de Schindler' y un habitual en la filmografía de Scorsese— se basó en el libro 'I heard you paint houses' de Charles Brandt para ejecutar un guión trepidante e impecable.

Si te gusta el cine de Martin Scorsese, la primera hora es un chapuzón de lleno en su propia y extensa climatología: planos secuencia, voz en off, una puesta en escena no perecedera, un ritmo narrativo inconfundible y una exquisita elección de la música con la que consigue crear una atmósfera muy a lo 'Goodfellas'. Sin embargo, todo va mucho más allá.

Robert de Niro, en el papel de Frank Sheeran, se sumerge en un mafioso en las antípodas de sus interpretaciones en 'Goodfellas' o 'Casino' y hace de un sicario de segunda división, en vez de un capo de la Cosa Nostra. Joe Pesci no encarna el rol de mafioso macabramente divertido al que nos tenía acostumbrados en dichas películas y muestra otra faceta, incluso más oscura y aún más silenciosa. Y Al Pacino, neófito con Scorsese, es la joya de la corona. Con un temple más sosegado, su papel de Jimmy Hoffa es una auténtica delicia y adquiere dimensiones excelsas.

La segunda parte se vuelve más introspectiva. Pese a perder el ritmo en algunos momentos, nos muestra una reflexión sobre los personajes y una profundización en su relaciones, traiciones e idas y venidas, sin perder esa atmósfera tan oscura con algunos elementos estridentes que evocan la esencia de 'El Padrino'. De hecho, en una escena es posible oír la banda sonora que Nino Rota compuso para la inefable obra maestra de Coppola. Dicho sea de paso, las referencias a series notables como 'Los Soprano' y 'Boardwalk Empire' —esta última producida por el propio Scorsese— son recurrentes.

'El irlandés' es además una escenificación de la historia de Estados Unidos desde el final de la Segunda Guerra Mundial, hasta ya entrado en siglo XXI. Todo ello a través de sus asesinatos más célebres como el de John Fitzgerald Kennedy y el tono deprimente que adquirieron las películas setenteras tras la derrota en la Guerra de Vietnam. Un contexto ideal para algunos de prosperar y para otros de justificación moral para todo tipo de fechorías.

Sin renunciar a su fino aunque salvaje sentido del humor, la violencia en 'El irlandés' adquiere un formato más pragmático y menos recreativo. Los contrastes entre escenas duras y momentos desternillantes a lo John Ford no dejan lugar a dudas sobre la espectacularidad del film, sin menoscabar la carga dramática del mismo.

Y en la tercera parte, todo adquiere una nueva dimensión. Sin entrar en spoilers —porque no me perdonaría destriparos semejante derroche de talento—, Scorsese reflexiona sobre un terreno inhóspito y nunca explorado con anterioridad: la vejez en los mafiosos y el paso del tiempo, tema abordado durante toda la película. Robert de Niro y Joe Pesci, habituales de Scorsese, envejecen durante el desarrollo de la película, como también han envejecido a lo largo de su carrera con el cineasta. La cinta revela un cariz crepuscular en Scorsese, a quien sus setenta y siete años no le han hecho mella y parece encontrarse en la flor de su vida creativa. En cierto modo, sientes que estás ante el epílogo de sus películas de gánsters, como deja ver en múltiples referencias a su carrera: un diseño de taxis similar al que conduce Travis Bickle o la elección de las pistolas en una maleta en 'Taxi Driver', el Copacabana al que entra Henry Hill en 'Goodfellas', la maqueta del casino muy similar al de la película homónima o la aparición de Harvey Keitel, al igual que en su primera película 'Mean Streets', cerrando así un ciclo. Se puede decir que el director neoyorquino ha reinventado el paradigma del cine de mafiosos. Si Sergio Leone inmortalizó el crepúsculo del western, Martin Scorsese ha hecho lo propio con el cine negro. Porque a veces, para terminar, es necesario volver al punto de partida.

Gracias, Martin. Gracias, maestro.

@joseangelrios92

20 de junio de 2019

¿Quién era «Pepe el escocés»?


Feria de Abril de Sevilla, año 1959. Entre las casetas del Prado de San Sebastián destaca la figura de un hombre alto, de aproximadamente dos metros de estatura. Llama la atención también su atuendo: falda escocesa de cuadros, zapatos con hebillas, cayado de mando y una boina ataviada con plumas. De estilo enigmático, aunque agradable y cercano, destaca su sonrisa mientras pululaba por el real. Un personaje que hoy día catalogaríamos como un guiri despistado o con alguna jarra de rebujito de más, pero que tampoco pasaría inadvertido. Se trataba de Pepe el escocés, aunque ni se llamara Pepe ni fuera de Escocia.

Su nombre completo era Bertrand Olivier Gaston de Bonnechose y nació en Versalles el 2 de julio de 1897. Lo de Pepe fue el bautizo a la sevillana, aunque nadie supo nunca cómo se llamaba ni de dónde venía. Alguien debió decir: «Llamémosle Pepe» y Pepe se le quedó. A todos les caía bien y los niños corrían alrededor suya. Hasta solía ser invitado a las casetas privadas por parte de los socios, donde mostraba su carácter cortés y afable. No mostraba reparos a la hora de bailar sevillanas y no faltaba a su cita diaria con el albero y los farolillos.

Así se refería la prensa de la época a nuestro extravagante turista: «Contagiado por la alegría del ambiente, un turista escocés, regocijando a los paseantes, se marca, con repajolera gracia, unos pasitos de baile. ¿El típico de su país o un desplante por bulerías? ¡Todo es posible en Sevilla y en Feria!» En 1968 la selección de Escocia venció a Inglaterra en el estadio de Wembley, hecho que tampoco pasaron poe alto con ingenio y gracia: «El escocés, grande y simpaticón, bulle y rebulle por todas partes. Baila unas sevillanas. Pide una copa de vino. Gusta de estar entre los cabales. Es un embajador que no tiene precio y que este año está más alegre quizás por la reciente victoria de sus paisanos sobre los ingleses en el mismísimo Wembley».

Los periodistas locales lo tildaron como «el escocés errante que año tras año viene a Sevilla». Viajaba solo pero fue acogido como un sevillano más. Bebía y bailaba a partes iguales, mientras paseaba su aire exótico por el real del Prado de San Sebastián. Cuentan que su bailar era torpe, casi arqueológico, pero todo ello quedaba eclipsado por su amabilidad y exquisita educación. Sin embargo, Pepe el escocés era mucho más que un turista estrafalario en la Sevilla de la década de los sesenta.

Bertrand Olivier Gaston de Bonnechose, Pepe para los amigos, era pintor. Y de brocha muy fina. También era viajero. Era de origen francés y holandés aunque, sobre todo, tenía una gran sensibilidad escocesa. Inmortalizó en sus lienzos los paisajes de Marruecos, la India y la Bretaña francesa. Procedía de los Bonnechose, una familia aristócrata de la nobleza francesa de Normandía. Sirvió en artillería en la Primera Guerra Mundial, estudió Bellas Artes en París y fue miembro de la Sociedad de Artistas franceses entre 1921 y 1928. Se casó dos veces y tuvo tres hijos. 

Tal hueco dejó en el imaginario sevillano que el Pali le dedicaría una sevillana años después: «Sevilla tiene una deuda, tiene una deuda Sevilla, con aquel gran extranjero que de tan lejos venía. Viva la gracia del mundo, viva el arte y el gaché, murió queriendo a Sevilla, viva Pepe el Escocés. Cómo se nota su falta por las calles de Sevilla. Viva la gracia del mundo, viva el arte y el gaché, murió queriendo a Sevilla, viva Pepe el Escocés».

Pasó sus últimos años dedicándose a la pintura, lejos de su familia y pisó por última vez la Feria en 1969. Todos lo echaban de menos pero Pepe nunca más regresaría a Sevilla. Bertrand falleció el 19 de enero de 1972 en Niza a la edad de setenta y cuatro años. Su estilo bohemio y alma de viajero permanecerán para siempre en la esencia de Sevilla. Bertrand para unos y Pepe para otros, hay personajes que nunca desaparecen del recuerdo y Pepe fue uno de ellos.


Fuentes: Antonio Burgos (18/6/2019). Pepe el escocés era francés. Diario ABC de Sevilla | Francisco Javier Sánchez Angulo  (12/6/2019). Pepe el escocés, aquel francés errante... Blog El cajón de los misterios.

16 de mayo de 2019

Thanos se presentará a las primarias de Vox


¡ESTE ARTÍCULO CONTIENE SPOILERS. SI NO HAS VISTO LOS VENGADORES INFINITY WARS Y ENDGAME, NO SIGAS LEYENDO!

Era un secreto a voces, pero por fin se puede confirmar de manera oficial: Thanos presentará su candidatura a las primarias de Vox, tras las próximas elecciones del 26 de mayo. Así lo ha confirmado el villano de Marvel en su cuenta de Twitter: «Después de mucho pensarlo, he dado el paso. Estoy cansado de tanta mariconada en Vox, así que voy a dar el golpe de efecto que este partido necesita. A mi lado, Santiago Abascal es de centro».

«Hay que equilibrar la balanza política. Tantos partidos políticos de derechas están fragmentando el voto útil, perdemos escaños y eso no puede ser», prosiguió. Asimismo, declaró: «Titán es lo primero, los golpistas de Asgard deben ser ilegalizados y los batasunos esos de los Vengadores no deben tener cabida en mi nuevo universo. ¡Arriba Titán!»

Tras los rumores que lo situaban en la formación verde al anunciar su interés en conseguir las gemas del infinito, Thanos no ha tardado en afirmar sus intenciones si finalmente es elegido presidente de Vox: «Soy inevitable. Si las bases de Titán me llevan a la presidencia, lo primero que haré será un chasquido de dedos que elimine a la mitad de los partidos políticos, o sea, a PSOE y Unidas Podemos. Deben ser reducidos a cenizas y, esta vez, sin resurrecciones, viajes en el tiempo, ni pollas en vinagre».

@joseangelrios92

30 de abril de 2019

La llave de la gobernabilidad está en Cataluña


La jornada electoral del pasado domingo 28 de abril se ha saldado con un claro vencedor: Tezanos. El presidente del CIS hizo un diagnóstico muy acertado del panorama político que desfilará por el Congreso de los Diputados durante la próxima legislatura, a saber: una holgada victoria del PSOE, un declive histórico en el PP, bajada considerable de Unidas Podemos, subida de Ciudadanos y la irrupción de Vox en la cámara baja, aunque con menos escaños de los que se esperaban.

Así pues, los 123 diputados cosechados por Pedro Sánchez lo sitúan como el principal candidato para formar gobierno. Un hipotético pacto con su socio preferente, Pablo Iglesias con el apoyo de Esquerra Republicana sumaría mayoría absoluta. Aunque también se vislumbra otra opción, tampoco descabellada: pactar con Ciudadanos —pese al cordón sanitario del candidato socialista y de Albert Rivera en la campaña electoral—. Dicho acuerdo los dejaría con una cómoda mayoría de 180 escaños, una velocidad de crucero muy cómoda para navegar por una legislatura.

La patata caliente de la gobernabilidad está en la unidad de España, tema estrella durante las últimas semanas, con tesis doctorales y libros con la rojigualda de por medio. En este sentido, cuando Ciudadanos refundó su identidad política y dio el paso desde el parlamentarismo catalán hacia el asalto nacional, viró desde la socialdemocracia hacia el liberalismo, pero su idea sobre la indisoluble división de España permaneció intacta. Y ahí puede chocar con el PSOE.

La salida que se proyecte sobre el tema catalán decidirá los futuros pactos. El fallo sobre el Procés, que presumiblemente tendrá lugar por el mes de junio, pondrá las cartas sobre la mesa y la condena para los procesados, se antoja como la opción más probable. El caballo de Troya en la negociación girará en torno a la apelación por el indulto y el Gobierno está facultado para ello. Es probable que el PSC, mucho más complaciente con el nacionalismo, aunque no independentista, se muestre favorable a dicho indulto. Ese roce entre soberanistas y constitucionalistas podría bloquear la formación de un gobierno y abocarnos a nuevas elecciones.

Desde el punto de vista político, lo más cómodo para Pedro Sánchez es un gobierno de coalición con Ciudadanos. Una opción moderada de centro-izquierda entre dos partidos con un programa social muy similar que permita sacar adelante los presupuestos generales en Bruselas, ajustar las partidas de gasto de las presiones y llevar a cabo un gasto público de la forma más sostenible posible.