En 1993, la galardonada actriz estadounidense Julia Roberts protagonizó la película El informe pelícano, en la que una intrépida estudiante de derecho esbozaba una teoría acerca de los enigmáticos asesinatos de dos jueces de la Corte Suprema de los Estados Unidos, Rosenberg y Jensen. Basada en la novela que John Grisman publicó en 1992, resulta curioso que el nombre de dicha cinta coincide con el de una operación ocurrida en las recámaras de la Transición Española que guarda inquietantes paralelismos con una situación que podría darse actualmente.
Tras la resaca por la aplastante victoria del PSOE en las elecciones generales de 1982, se hizo evidente la debacle de UCD de Adolfo Suárez, entonces liderado por Landelino Lavilla. La obtención de sólo 11 escaños sentenció la existencia de un partido muy personalista que desapareció, desembocando en la creación de CDS. La UCD representaba el espectro ideológico de la derecha española, dado que Suárez provenía del movimiento nacional. Un partido que representó la transición de una dictadura burocrático-militar hacia una monarquía parlamentaria o, dicho de otro modo, una democracia al más puro estilo occidental. Análogamente, mientras la derecha española, encarnada en UCD iba desinflándose, Alianza Popular de Manuel Fraga consiguió la nada desdeñable cantidad de 107 escaños, muchos de ellos procedentes de la radical Fuerza Nueva, y que los colocaba como la oposición al gobierno de Felipe González.
UCD fue un partido dinamitado desde adentro, debido en gran medida a la influencia de los militares, la amenaza de un inminente golpe de estado y las presiones llevadas a cabo por el mismísimo rey. Sería aquella la primera gran crisis de la derecha española. Una crisis que fue perpetrada deliberadamente para llevar a cabo una implosión controlada que acabaría con la UCD derrocada y con AP como principal estandarte de la derecha de España. El desmantelamiento de UCD fue orquestado desde las altas esferas de los poderes fácticos, con el objetivo de que los votantes fieles de Adolfo Suárez fueran a parar a Alianza Popular y se cohesionara la derecha española. En consecuencia, UCD desapareció como partido político en 1983 y Alianza Popular se renombraría como Partido Popular en 1989.
Dicho esto, la dimisión de Esperanza Aguirre como presidenta del Partido Popular madrileño no es un hecho que merezca ser analizado de forma aislada. Según se hacía eco el riguroso portal Financial Times, el destino que le depara a Mariano Rajoy y al Partido Popular es bastante turbio. La marca PP como el símbolo de la derecha de España está obsoleta y desfasada. Los ruborizantes casos de corrupción que asolan a la entidad de Génova han contribuido a que Esperanza Aguirre, una de sus principales ideólogas, haya decidido abandonar el barco antes de que este se hunda. Como las ratas.
En este contexto, Ciudadanos es gestado desde los grandes poderes financieros, con un programa económico trazado por la fundación FAES, calcado al del Partido Popular. La formación de Albert Rivera es concebida como una renovación de la derecha española y se postula como la marca blanca del PP, ideado con la clara intención de recabar todos los votantes desencantados del principal partido conservador. Y no es para menos. En este artículo, se explica cómo en 2013 el diputado por el Parlament Catalán, Manuel Villegas, defendía en el púlpito retirar la sanidad gratuita a los inmigrantes que no contaran con permiso de residencia.
Así pues, la evidencia indica que la corrupción desaforada ha anegado al Partido Popular. Mariano Rajoy podría haber perdido todo el respaldo político de los principales baluartes de la institución. Patrocinado por prestigiosos analistas políticos de diversa índole, así de tajante de reafirma el Financial Times: En un momento en el que sus rivales políticos se centran en las conversaciones sobre la formación del nuevo gobierno, el PP de Rajoy es sacudido por una ola de arrestos, revelaciones y dimisiones derivadas de la corrupción.
Los rumores que circulan indican la existencia de un dossier elaborado por empresarios reunidos en Madrid donde se estaría programando destronar a Mariano Rajoy como figura principal del partido y apostar por un lavado de cara que podía caer en la figura de Soraya Sáenz de Santamaría. Todo ello sería un trasunto de la primera Operación Pelícano y que deja evidente una crisis endémica de la derecha actual española, cuyo principal beneficiado será Ciudadanos. Sólo así se explicaría un pacto con el PSOE, un partido que, teóricamente, guarda más afinidad ideológica con Podemos.
Paralelamente, diversos colectivos piden la ilegalización del Partido Popular, mientras la toxicidad ha enquistado por completo hasta el último rincón de Génova. Como se indicaba antes, es muy probable un posible pacto entre PSOE y Ciudadanos, con la abstención del Partido Popular, siempre y cuando se lleve a cabo la innegociable condición de servir la cabeza de Rajoy en una bandeja de plata. El objetivo de ese hipotético pacto gestado en diferido no sería otro que dilapidar la influencia de Podemos, formación que cuenta con la animadversión de Ángela Merkel, y mantener a Pablo Iglesias alejado de todo poder político. Llevar a cabo una segunda transición sin turbulencias y con una derecha refundada en torno a Ciudadanos constituiría un marco idóneo para una nueva Operación Pelícano y sería la prueba fehaciente de que en España los errores de la historia sólo sirven para volver a ser repetidos.
Fuente: El Financial Times augura un oscuro futuro para Rajoy y el PP, sacudidos por la corrupción. (15/1/2016). Diario Público. Raúl del Pozo (18/9/2015). Un Informe Pelícano para derribar a Rajoy. Diario El Mundo.
@joseangelrios92