15 de julio de 2015

El píxel más especial del mundo


En 1990, la sonda espacial Voyager 1 llegó a Neptuno y alcanzó los confines del Sistema Solar con el fin de dilucidar el origen del cosmos. Adentrada en la inmensidad del espacio exterior, la Voyager apagó su cámara para ahorrar energía y continuar su travesía interestelar no sin antes voltear la cámara en sentido a la Tierra y realizar diferentes fotografías de los planetas del Sistema Solar. Por petición de Carl Sagan, la Voyager tomó dichas capturas de los planetas conocidos hasta la fecha a una distancia astronómica. Sin embargo, hubo una de todas esas fotos que haría historia.

Era la imagen más lejana jamás realizada de la Tierra a una distancia de 6.000 millones de kilómetros. En ella, el tamaño de la Tierra es algo inferior al de un píxel, dispersado por varios haces de luz que inciden sobre la lente de la cámara de la Voyager 1. Carl Sagan bautizaría esa telúrica fotografía como el pálido punto azul, un píxel diluido entre la infinidad del espacio exterior y capturado desde las regiones más impenetrables del Sistema Solar.

Pero se trataba de un píxel muy expecial. Un píxel en el que han vivido todas las personas que hemos conocido, las que no hemos conocido y todo aquel de quien hemos oído hablar. En esa imagen del tamaño de una mota de polvo viven o han vivido todos aquellos a quien hemos amado, odiado, deseado y a quien nos hubiera gustado no hacerlo nunca. Es en ese píxel donde hemos disfrutado, sufrido, logrado éxitos o cosechado fracasos. Un punto tomado a una distancia cuarenta veces mayor de la que separa la Tierra y el Sol donde han estado todos aquellos hombres y mujeres sobre los cuales se ha edificado la historia de nuestra civilización y donde hemos intentado convivir con mayor o menor éxito. 

Un pálido punto azul mimetizado en la infinidad del espacio exterior que podría pasar por una estrella cualquiera o incluso por una pequeña partícula incrustada en la lente de la cámara. Toda nuestra felicidad, el conjunto de nuestras tristezas, todo el amor existente, la exuberancia de los rincones más exóticos, los lugares más hostiles, cada conquistador que hizo correr ríos de sangre para impones su hegemonía, las culturas, ideologías, opiniones, creadores, destructores, héroes, villanos, todos los reyes, cada uno de los plebeyos y absolutamente todas las personas de la historia de la humanidad han vivido ahí. En ese diminuto píxel. Pero sobre todo se trata de un píxel que es nuestro único y verdadero hogar. Un píxel que nos recuerda lo absolutamente insignificantes que somos.

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