8 de septiembre de 2015

La hipocresía de Facebook


La hipocresía es algo que forma parte de nuestra vida, casi tanto como la frase Me alegro de verte o preguntar a alguien que hacemos tiempo que no vemos ¿Y tú qué estás haciendo ahora? Asumámoslo. Nos importa una mierda. Son frases comodín que guardamos enlatadas por si en una conversación empiezan a sucederse esos incómodos silencios. A hipocresía no nos gana nadie. Eso está claro. Deberían hacerlo deporte federado. Creo que deberíamos devolver el Mundial de fútbol por el de hipocresía y así más de uno diría al ganarlo: Estoy muy contento de ganar este galardón...

Facebook no es más que la prueba definitiva de lo hipócrita que resulta ser la especie humana. Cada día me gusta menos, sobre todo porque desconfío de una red social en la que llamas amigo a todo el mundo. Todos son amigos, tus compañeros de clase o del trabajo que no te caen bien pero que los tienes ahí por compromiso, aquel capullo que se encargó de jodernos la existencia en el colegio e incluso los amigos de verdad. El día que Facebook añada la opción de Agregar como enemigo, seguro que ganará mucho más adeptos. Y por el camino, seguro que mis contactos aumentan de forma exponencial.

Lo que se lleva el premio de la hipocresía es, sin duda, el tema de las peticiones de amistad. Ocurre que, cuando estas son aceptadas, Facebook nos avisa de inmediato. ¿Pero qué ocurre con las que son rechazadas? ¿Nos avisa? No. ¿No debería ser justo saber cuándo no nos han aceptado? Para esto hay un truco que nunca falla: si pasan tres años y la petición sigue ahí, lo más seguro es que hayan pasado de tu culo. Y de ti también.

El tema de los Me gusta merece mención aparte. ¿En serio nos gusta cuando alguien sube una foto de su Porsche mientras va a su mansión de Beverly Hills montado en él? Los Likes de Facebook solamente sirven para anestesiar nuestra envidia. Pero ahí están, más arraigados en nuestras vidas que un folículo aunque evidentemente mucho más placenteros. Y he aquí la prueba de fuego de la hipocresía de Facebook. Se puede poner Likes en cualquier cosa, incluso en una publicación de un viaje a Uganda de hace diez años. Y también en estados del tipo: Toda mi familia ha muerto, mi novia acaba de dejarme y me han robado el coche (no el Porsche, el otro). ¿Qué significa darle Like a ese estado? ¿Una muestra de compasión?

Facebook me jode. Entre otras cosas también, porque no mola hablar con un muro, aunque en la vida real, sea más productivo hablar con un muro que con ciertas personas. Pero no todo en Facebook iba a ser malo. Ni tan siquiera esas fotos, cuyo responsable maldijiste tanto como esa borrachera a la mañana siguiente. Hay algo de Facebook que debería ocurrir en la sociedad. Deberíamos tener la posibilidad de bloquear a las personas en la vida real, o sea, hacerlas invisibles. ¿No sería genial poder hacer imperceptible a alguien a quien no queremos ver? Pues si así fuera, Mark Zuckenberg, te has ganado mi block.

@joseangelrios92