29 de agosto de 2015

Trabaja gratis para mí y hazme rico


El panorama laboral que atraviesa este país es una realidad francamente desoladora. Si te llamas Diego Martínez y eres el mejor físico de España, asúmelo, eres un pringao. Y si quieres emprender, asegúrate de que eso le vaya a dar dinero a alguien. Nadie te va a dar una oportunidad, eufemismo de trabajar gratis. Pero si te llamas Kiko Rivera y eres famoso por ser el mejor... bueno, el que hizo aquello de... exacto, si no has dado un palo al agua en tu puta vida, bienvenido a España, el país de las oportunidades para la gente mediocre

Concretamente, una de las profesiones cuyo futuro es tan incierto como desalentador es el periodismo. Si quieres trabajar y encima pretendes la desfachatez de que te paguen por ello, lo mejor es que te replantees seriamente tu vocación. Pero no te desesperes. Si estás en posesión de un título de Periodismo o de algo similar y quieres trabajar, no hay problema. Creo que en el Supersol de mi barrio estaba vacante el puesto de encargado. Así que tampoco te quejes. 

En los últimos tiempos, están proliferando por internet una serie de sitios webs, blogs, diarios y magazines, sobre todo, a través de las redes sociales, a través de las cuales están reclutando a una cantidad ingente de personas para que colaboren en sus respectivos sitios web. Mi experiencia engloba únicamente a medios referidos al sector del periodismo deportivo, mi especialidad o dicho de otro modo, aquello que ejerzo con más frecuencia y mayor o menor éxito. Hasta ahí, el tema no parece espinoso pero la cosa no acaba ahí. Todos estos sitios, en los cuales he tenido el dudoso honor de colaborar, se ahorran el detalle de pagar a sus colaboradores. ¿En serio pretendes que te paguen por trabajar, cuando ahí fuera hay un puñado de idiotas que suspiran por una oportunidad?

En general, la mayoría de personas que colaboran en ellos son chicos jóvenes, normalmente estudiantes que desean compaginar sus estudios con estos sitios donde pueden acumular experiencia, darse a conocer y aprender cómo funciona una redacción. O al menos, eso te dicen. Algunos de ellos, como Vavel.com emplean la táctica del postureo, llegando a admitir que son el quinto medio más leído en España. Así pues, las personas que colaboran en estos medios, inyectados de una difusa ilusión, aceptan el gigantesco compromiso que estos explotadores les ofrecen sin, ni siquiera, darles las gracias.

Trabajar gratis es rotundamente inadmisible. Y a decir verdad, es una actividad que roza los límites de la legalidad. No lo digo yo, lo dice gente que entiende mucho más del tema que yo. Los artículos 8 y 16.1 del Estatuto de los Trabajadores reza:  No se ha formalizado el contrato por escrito ni se ha remitido copia básica a la oficina de empleo tal y como mandan los artículos 8 y 16.1 ET. No formalizar el contrato por escrito es considerado una infracción grave según el artículo 7.1 de la Ley sobre Infracciones y Sanciones en el Orden Social (LISOS) castigado con multa de entre 625 a 6.250 euros (artículo 40.1 b) LISOS). En este artículo, se explican las consecuencias legales de trabajar gratis, de forma mucho mejor a como lo haría yo. No tiene desperdicio.

Además, comparar un medio de comunicación que se vanagloria de ser el quinto medio más leído de España y que compite en el mismo nicho de mercado con otros medios formales que sí pagan a sus trabajadores es, sencillamente, competencia desleal. A modo de símil deportivo, sería como si un equipo con el presupuesto del Leganés fichara gratis a Cristiano Ronaldo y Leo Messi, ganara la Liga y la Champions sin haber pagado nada por contar con los servicios de los dos mejores jugadores del planeta. ¿No sería injusto para los demás equipos con sus mismas opciones económicas?

De este modo, parece evidente que los medios deportivos en este país se dividen en dos grandes grupos: los grandes sitios como ABC, Marca, As, Mundo Deportivo, Sport o Estadio Deportivo y el resto. Y el resto lo constituyen estos pseudoportales. Muchos de estos medios, al ser preguntados por el salario y las condiciones económicas que supone la colaboración directa con ellos, no muestran titubeos en reconocer: Se paga con experiencia. O sea, que una persona con tres hijos a su cargo va al supermercado a comprar el sustento básico de su familia y, al llegar a la caja, le puede decir al dependiente: Mira, no tengo ni un duro en el bolsillo, eso sí, te puedo pagar con la experiencia que tengo escribiendo en medios de forma completamente gratuita. O aún mejor: imagina que un fontanero acude a tu casa a arreglarte la cisterna y, en vez de pagarle, le dices: No te voy a pagar ni un céntimo, pero no veas la experiencia que has cogido. De aquí a arreglar los cuartos del baño del Bernabéu para una final de Copa hay un paso. En serio, así pueden llegar a ser los argumentos de estos explotadores mentores de oportunidades. 

Pero ahí no acaba la cosa. Estos sujetos emplean todo tipo de argucias para conseguir que la gente escriba gratis para ellos. Algunos, con mucho más ingenio y maldad, aseguran que no pagan porque su medio (blog o página web) está empezando y por eso no tienen dinero. Pero todo es mentira, no os dejéis embaucar. A propósito, según el ránking Alexa que mide el tráfico de las páginas web, Vavel.com no es el quinto medio deportivo más leído en nuestro país. Ni tampoco el cuarto. Y por extraño que os parezca, tampoco es el tercero. Está en el puesto 875. Aquí lo podéis comprobar.

He recabado cierta experiencia colaborando en sitios como Vavel.com y Káiser Magazine, de los cuales no guardo experiencias muy agradables. Exigen un altísimo nivel de compromiso, llegando incluso a inducir a los trabajadores a que prácticamente no dispongan de vida social, estén las 24 horas del día pendiente de la actualidad deportiva del equipo en cuya sección colaboren para no dar absolutamente nada a cambio. Es decir, no os atreváis ni a suspirar por que os paguen. Y no entienden de colores. Da igual que sean de la sección del Real Madrid, FC Barcelona, Betis, Sevilla o Partizán de Belgrado. Son todos igual de explotadores. La mayoría de estos sitios cuentan con una estructura piramidal donde la persona que está en la cúspide cobra en concepto de publicidad por los stands que dispone la página y que aportan dinero de los clicks a los instigadores jefes de tan constructivo proyecto a costa del trabajo de los demás. 

Si tenéis la ilusión de escribir y de llegar a hacerlo profesionalmente algún día, os daré el consejo que no me habéis pedido. Porque los consejos son como los masajes: difíciles dárselos a otra persona e imposibles de dárnoslos a nosotros mismos: no os dejéis engañar. La profesión de escribir no es menos importante que la de ser médico, albañil o trabajador social. Nótese que no he dicho torero. Si eres periodista y permites que no te paguen por realizar tu trabajo, estás desvalorizando tu profesión. Reclamad vuestros derechos y no os dejéis embelesar por esta panda de alimañas explotadoras. Que ningún empresario sin escrúpulos se aproveche de vuestro talento, tiempo, trabajo y, lo que es más importante, vuestro futuro. La profesión de periodismo está jodidamente complicada, en gran medida por estos estafadores sin moral que pretenden tener a su merced a un séquito de personas trabajando gratis para ellos. Al final, va a ser verdad aquello de que España tiene una salida: se llama Barajas.

Mi madre, muy amiga de los refranes, siempre dice que Una imagen vale más que mil palabras. Pues en este caso, serán dos imágenes. He ahí dos capturas de pantalla de una conversación que he mantenido con el Community Manager de la sección del Sevilla FC en el sitio online Vavel.com, conocido internacionalmente incluso por los elefantes de Botswana.

Otro regalito. Aquí os muestro otra conversación, esta vez vía mail, mantenida con un miembro del portal web El Sevillista, donde asegura que algunos de sus colaboradores finalmente han dado el salto a medios más grandes como Onda Cero o el mismo Sevilla FC como táctica para captar redactores. Ni que decir tiene que no pagan ni para pipas. Como podéis observar, el nivel de compromiso que piden a sus colaboradores es abrumador. Dicho de otro modo, es como si alguien te contrata de dependiente para su tienda, no te paga nada y te dice que, si lo haces bien, puedes dar el salto hacia un gran supermercado. ¿En serio cuentan con 500.000 visitas mensuales y no les da para pagar a sus colaboradores? Lógica aplastante.


Y para que no se enfaden los amigos sevillistas, también me he tomado la libertad de publicar otra conversación de Twitter que mantuve con un colaborador del portal Onda Bética. Ejemplifica a la perfección lo que comentaba anteriormente: Se paga con experiencia. Creo que será una decisión inteligente invertir en experiencia, en lugar de hacerlo en petróleo o en bonos del Estado, dado lo alto que se cotiza. Me pregunto si al menos darán cesta de navidad.

19 de agosto de 2015

Si te vuelvo a encontrar


Cada vez resuena más lejano en el tiempo aquella cálida tarde de invierno. Una tarde con sabor a noche que marcaba el ocaso del invierno, de ahí lo de cálida. Una estación marcada por tópicos como las florecillas, las rebajas, las hormonas, las mariposas de las que vuelan y las mariposas que revolotean en el estómago. Un encuentro mágico cuya fecha quedaría grabada con una tinta tan indeleble en el dorso de una tarjeta como el narcótico efecto que marcaría más de lo que me hubiera atrevido a reconocer.

Dicen que la vida no se mide por los momentos que respiras, sino por aquellos que te dejan sin aliento. Si de verdad fuese así, estoy convencido de que harían falta varias toneladas de inhaladores que, por un momento, me transportaran al mundo real. Un mundo que, precisamente por su verosimilitud, ha confinado las auténticas emociones que mueven nuestras vidas a un insolvente segundo plano. Un momento arcano tan inteligible como escurridizo en el tiempo que se puede escapar en un simple chasqueo de dedos.

Si te vuelvo a encontrar, recordaría a modo de flashbacks aquellos momentos, como de una diapositiva se tratara. Siempre me aburrieron las diapositivas en clase, así que espero que ese encuentro no me dé ganas de bostezar. Al final, lo cierto es que todos atesoramos más fracasos que éxitos. La derrota es la condición ineludible que precede la victoria. Y nos va reforzando por el duro sendero que al final resulta ser la vida. Paralelamente, se reblandece nuestra sensibilidad y nos desprendemos aquellas viejas ataduras, miedos e inseguridades que, tan sólo unos años atrás, nos parecían incluso afectar. Y aunque parezca irónico, no cambiaría todos esos fracasos por esa intangible fracción de segundo que permanece hierática almacenada en algún lugar de mi mente.

Si te vuelvo a encontrar, retrocedería a una época en la que estaba tan seguro de las cosas que hacía como hoy tan inseguro de las opuestas. El transcurso del tiempo es inevitable y, con él, los distintos devenires que parece depararnos la vida. Todo parece seguir igual, la terraza donde te vi por primera vez, la espuma de la cerveza que toman quienes hoy están sentados allí, el televisor donde echaban aquel partido cuya emisión se trababa por segundos, el banco que hizo que disfrutara cada segundo como si de un minuto se tratara y aquella despedida en la que anhelé que cada minuto se transformara en un segundo. Un adiós que, aunque no exento de inocuidad, se encargó de que, por mucho que pase el tiempo, el cielo seguirá teniendo el mismo color.

Si te vuelvo a encontrar, no dudo que evocara las mismas sensaciones, aunque fuera tan efímera como aquel inefable momento en el que te vi por primera vez. Los psicólogos lo llaman regresión asociativa. Yo prefiero concebirlo como ese tesoro cuyo valor se disipa si se abre el cofre en el que se encuentra contenido. Tu fragancia dejó de inocularme su embriagadora esencia tan rápido como se disolvió con el inmarcesible paso del tiempo. Las mariposas del estómago eclosionaron de sus crisálidas para aletear en una nueva primavera repleta de rosas rosas, valga la redundancia, con rumbo a la ilusión en un cielo que sigue siendo azul. Y el tiempo demostró que tu recuerdo se transformó en el marchito recuerdo de una novela leída hace más tiempo del que creía recordar.